«¡Dios mío, pero cómo se les ocurre ponerse con esas payasadas con mi cadáver!», tronó molesto el espíritu de Cabrera, quien apareció ante los asombrados presentes para protestar su propio velorio. «Sí, yo sé que cuando surgió lo del Muerto Para’o yo dije que quería que a mí me velaran senta’o por eso de estar más cómodo, pero jelou, ¡eso era relajando! ¿Cómo es posible que me cogieran en serio y me exhibieran públicamente como vitrina navideña de González Padín?», exclamó mortificado.
«Yo no sé de qué se queja el fantasma de nuestro cliente», opinó Martiza Garrido, portavoz de la Funeraria Marín, también responsable del Muerto Para’o y el Muerto en Motora. «Nuestros expertos embalsamadores le han traído fama y orgullo a nuestra Isla con nuestros creativos y únicos despliegues fúnebres», aseguró, quizás confundiendo el concepto de «orgullo» con el de «vergüenza ajena». La familia del finado contrató la célebre funeraria para que el occiso pudiera exhibirse «sentado, con las piernas entrecruzadas, luciendo una boinita del Che Guevara, y con un fiestón cocolo tocando en el fondo», algo que Garrido concluyó se logró exitosamente. Sin embargo, mientras el espíritu del difunto veía el bacanal que se había hecho de su funeral, este se moría de nuevo, solo que de vergüenza esta vez.
El espectro de Cabrera exhortó a todos los puertorriqueños a «nunca decir ni en broma que quieres que te velen ‘esnú’, o en bata y en dubi, o algo verdaderamente vergonzoso, como luciendo una camiseta que diga ‘Alejandro García Padilla 2012’… ¡porque si tienes la misma mala suerte que yo, algún familiar tuyo te va a coger en serio y luego vas a ser el próximo hazmerreír del país!». Al preguntarle qué piensa hacer ahora, el fantasma aseguró: «Bueno, antes de irme a descansar en paz, creo que me voy a dar par de ronditas nocturnas por ahí pa’ jalarle las patas a los bambalanes familiares míos que me pusieron en estas fachas… ¡pa’ que me cojan en serio ahora!».