«Nosotros [los equipos de imprenta] ya no podemos continuar aguantando este abuso contra nuestra dignidad», imprimió visiblemente alterada Minerva Heidelberg, imprenta industrial por la que pasa la mayoría de la legislación aprobada en la legislatura. «Cada vez que baja un proyecto de estos legismorones me da un dolor en los rodillos que no lo puedo aguantar. De verdad, entre boberías como establecer como delito grave el pegarle un huevazo al gobernador e investigar por qué los muñequitos del logo del Departamento de la Familia no son azules, mis aspas ya no dan para más. ¡Ya hemos tenido suficiente con estos idiotas!», añadió Heidelberg, cuya borrosa tipografía denotaba los devastadores efectos del inmisericorde castigo legislativo que ha sufrido durante el pasado año.
La imprenta relató varios incidentes en los que la integridad física de diferentes equipos de impresión se vio seriamente amenazada por la escatológica calidad de la legislación que les obligaron a imprimir: «Esto es un asunto bien serio. Cada vez que se entera de que va a bajar legislación para encuadernación, la hilera de pegamento que deja la pobre señora Wohlenberg llega desde la oficina hasta el baño», relató, refiriéndose a la máquina encuadernadora del recinto. «No, y ni te cuento de las severas atragantadas de papel que se dan los pobres ink jets, y cómo las lasers fingen que se les acaba el toner al menos dos veces por semana más que para no tener que imprimir nada de Evelyn Vázquez, Eder Ortiz o Cirilo Tirado», reveló Heidelberg.
La imprenta aseguró que de no tomarse medidas inmediatamente, no se hacen responsables por cualquier accidente que pueda ocurrir: «Si nuestros reclamos de que dejen de estar enviando la basura usual no son atendidos, de verdad que no podemos asegurar que no ocurrirán desafortunados accidentes en los que alguien pierda un dedo o un brazo», advirtió en tamaño de 26 puntos y en negritas, ante la mirada amenazante de la guillotina. «Y te voy a escribir más: ¡al próximo cretino que venga a imprimir alguna otra genialidad como ésas le voy a mandar por el chicho de la oreja con mi gripper bar!», aseguró la máquina, que añadió que «¡por mí se pueden ir to’s a troquelar pa’ las pailas del infierno!»
Esfuerzos por obtener una reacción de algún miembro de la legislatura resultaron infructuosos, por encontrarse éstos sumamente ocupados aprobando las tradicionales 1,500 resoluciones de felicitación a individuos y grupos desconocidos por algún impresionante y meritorio logro de gran impacto social para nadie. Fuentes dentro de la Legislatura aseguran que la protesta de los equipos de imprenta será atendida tan pronto terminen de votar sobre la medida para investigar los efectos de la Sigatoka Negra sobre los cultivos agrícolas del país, pero antes de legislar sobre la necesidad de ofrecer cursos para controlar la abeja africanizada.