La redefinición acomodaticia surge luego que saliera a relucir que la hija del presidente senatorial fue concebida con una mujer que no era su esposa, haciendo a Rivera Schatz técnicamente culpable del crimen de adulterio (cuya permanencia en el código penal, irónicamente, él mismo defendió). «Aprovecho la ocasión para redefinir ‘adulterio’ como ‘acto que puede ocurrir en una familia tradicional siempre y cuando esta esté compuesta por una varón y una hembra», aclaró Rivera Schatz, quien si planea seguir cambiando el idioma a su conveniencia debería al menos primero hacerse miembro de la Real Academia Española.
El Presidente del Senado acudió incluso al programa de La Comay (el foro de mayor importancia para los temas políticos de país) para defender a su familia y para decirle en términos claros a una muñeca de trapo que él no tiene por qué contestar preguntas sobre su vida matrimonial. «El único que puede pasar sentencia sobre qué puede ser una familia tradicional en Puerto Rico y qué no soy yo«, declaró prepotentemente. «Por ejemplo, yo digo que una pareja homosexual, con su inherente exceso penil, no es tradicional y por ende no debe poder casarse, porque son personas torcidas — ¿pero qué tiene de torcido que un hombre casado busque algo por el la’o y preñe a su chilla? ¡Eso es lo más común de mundo!».
«Mi familia es tradicional», insistió Rivera Schatz. «Después que haya un set complementario de gónadas, ya con eso basta. Puede haber adulterio, hijos bastardos, tres pa’ tres — ¡lo que tú quieras! Lo que es más, los legisladores puertorriqueños hemos sido mujeriegos y quincalleros desde tiempo inmemorial, y me honra que mi familia se sume a esa larga tradición boricua. Así que me reafirmo en mi conveniente redefinición del término ‘familia tradicional’… ¡al menos hasta que me saquen otro trapito sucio que me obligue a expandirla aún más!».
Al preguntarle al presidente senatorial qué opina del hecho que, al ser técnicamente culpable de adulterio, podría ser expulsado del Senado por comer un delito menos grave, Rivera Schatz respondió: «Ah, bueno, si llegara a esos extremos y tuviera que defender mi propio pellejo, entonces le echaría fli a mi hija y la negaría más rápido de lo que canta un gallo… ¡y ahora que lo pienso, eso también es una gran tradición de los políticos boricuas!».