«Muchos se burlaron de mí y dudaron que pudiera entregar a la mano esta moción de felicitación, con eso de que Gerald se había muerto hacía un año», exclamó un cansado senador Díaz Hernández, aún jadeando luego de palear durante horas sobre la tumba del homenajeado. «Para todos aquellos que se burlaron de mí y pensaron que esto fue un error de copy and paste, con esto les dejo claro que yo cuando prometo algo, ¡lo cumplo!», exclamó el Senador, confirmando una vez más la universal verdad de que nada es peor que un idiota con iniciativa. «Y para aquellos que se están rascando la cabeza preguntándose cómo rayos va Gerald a continuar cosechando triunfos deportivos desde su tumba, quiero dejar bien claro que eso es problema de él: yo cumplo con entregarle la felicitación», añadió satisfecho con su loable gestión.
El Senador explicó que tuvo que vencer grandes escollos para entregar el pergamino, pero gracias a su inquebrantable sentido de justicia perseveró hasta completar su encomienda: «Al principio enfrentamos dificultades porque como obviamente no sabemos leer ni escribir, comenzamos a cavar en la tumba equivocada», recordó el Senador con rostro sonrojado. «Cuando abrimos el ataúd nos salió el cadáver de una doñita medio alterada porque pensaba que queríamos enterrar en su ataúd la carrera política de [el gobernador Luis] Fortuño. Pero después de explicarle que jamás seríamos capaces de algo tan tenebroso, se calmó y nos dijo dónde estaba Gerald», dijo Díaz Hernández aliviado.
Por su parte, el cadáver de Gerald expresó que tras revolcarse enérgicamente en su tumba al enterarse de las intenciones del Senador, reflexionó sobre el asunto y decidió aceptar la felicitación: «Cuando me enteré de la estupidez esta lo que me dieron fueron ganas de sacar mi rifle y pegarle un tiro al legismorón este. Pero entonces recordé que no me enterraron con mi rifle», explicó el cadáver mientras espantaba una mosca de su ojo. «Aunque la verdad, ahora que veo el pergamino, me parece de lo más chulisnaquin. Hubiese preferido un pinito de olor o un potecito de Febreze, porque después de un año enterrado ya como que lo voy necesitando. ¡Pero peor es na’!», aseguró la orgullosa osamenta.
Tras entregar el pergamino, Díaz Hernández salió a toda prisa del lugar. Fuentes aseguraron que durante las próximas semanas el Senador tiene en agenda presentar mociones de felicitación a don Luis A. Ferré por triunfar en las elecciones del 1968, a Roberto Clemente por conseguir su sencillo número 3,000, y a Karl Wallenda por su exitosa carrera como trapecista.