«Le hemos dado demasiado break a [Barack] Obama para que arregle el revolú económico de Estados Unidos como para que de buenas a primera nos salga con que el chava’o déficit va a estar fuera de control por los próximos 10 años», aseguró el portavoz de los vendepatrias, Juancito Panzardi, refiriéndose al presidente estadounidense. «Ya bastantes problemas teníamos vendiendo nuestra patria cuando la cosa estaba buena. ¿Qué se supone que hagamos con los trapos de $3 que podremos conseguir por ella en esta economía de mierda?», preguntó enfurecido. «La verdad, la aprobación de la tarjeta [de salud] era lo único que nos mantenía en duda, porque aunque el W.I.C. nos iba a dar más que para dos potecitos de leche, podríamos compensar enfermándonos dos veces por semana pa’ josearnos la comida del hospital. Pero después de pensarlo bien, eso no es suficiente: o sea, ¿tú no has probado la comida de hospital? ¡A juyir!», se quejó amargamente el otrora americano comefuego del Barrio Palmarejo de Corozal.
El líder vendepatria, a quien sus amistades cercanas apodan «El Literato» por su impresionante capacidad para vivir del cuento, explicó que luego de analizar cuidadosamente las condiciones económicas de diferentes países, el grupo seleccionó unánimente venderse a China: «Para serte franco, primero intentamos vendernos a Francia, pero es que pitifrenchie simplemente no suena tan glamoroso como pitiyanqui«, explicó sobre el riguroso análisis del grupo. «Además, esos chinos trabajan como dementes. ¡Alguien tiene que dedicarse a vividor! ¡Es un pareo perfecto!», explicó Panzardi mientras intentaba traducir al chino el lema de la agrupación, «Mucho ayuda el que no estorba».
Panzardi reconoció que la movida conllevará problemas de ajuste a su nueva cultura, pero aseguró que dentro de poco el grupo atesorará su ciudadanía china tanto como otrora atesoraba la estadounidense: «Al principio estábamos medio preocupados, porque la verdad que la calidad de la comida china parece cuestionable. O sea, a mí siempre me ha estado medio raro que en los alrededores de los restaurantes chinos nunca hayan perros ni gatos realengos, cuando en el resto de la isla hay tantos perros que ya faltan pulgas», aseguró. «Pero al final, era o trabajar arduamente por la patria o comer arroz con gato: la decisión fue sencilla, ¡especialmente cuando descubrimos que la carne de gato sabe a pollo!», aseguró aliviado.
De acuerdo a Panzardi, la nueva estrategia del grupo además pondrá punto final a las burlas y críticas que los vendepatrias han tenido que aguantar durante décadas: «Vamo’ a ver si van a seguir con la cantaleta esa de que nos estamos vendiendo como lechón de a peso, ¡porque de ahora en adelante nos vamos a vender como lechón de a yuan! O más bien, como lechón de a 0.681660 yuan, porque eso es lo que vale el dólar allá», razonó con incuestionable lógica. «Además, ¿qué importa si no hablamos chino? ¿Acaso ahora mismo necesitamos saber mucho inglés para decir ‘welfare‘, ‘coupons‘ y ‘free‘?», preguntó retóricamente. «Y ahora con su permiso, tengo que ir a buscar en el diccionario cómo se dice ‘W.I.C.‘ en chino», concluyó, mientras intentaba bajarse de su hamaca con suma dificultad.