San Juan, Puerto Rico – Un grupo de doñitas que limpian casas, al ver las fotos recientemente publicadas de la oficina de Ricky Rosselló en La Fortaleza, le han ofrecido al primer mandatario sus servicios «para recoger ese revolú de papeles que tiene tira’os por to’s la’os».

Recientemente se hicieron públicas unas fotos en las cuales figuran el gobernador Ricky Rosselló, atendiendo en su oficina a los cantantes urbanos Residente y Bad Bunny, que mostraban pilas de papeles tirados por todos lados, o, en el lenguaje técnico de quienes limpian casas, «un día entero de trabajo». Al ver una oficina tan desaliñada, varios «profesionales de limpieza domiciliar» le propusieron al primer mandatario «ayudarlo con ese reguero y medio que tiene ahí, porque hasta vergüenza ajena nos da».

Oficina de Ricky Rosselló

La oficina del gobernador de Puerto Rico; Ricky está sepultado debajo de la tercera pila de papeles de izquierda a derecha. [Imagen suministrada]

«Nos tomó par de días recoger y limpiar ese arroz con culo que Ricky tenía en su oficina», explicó la líder del grupo, Nadia Martínez, quien lleva más de veinte años limpiando casas de gente con más chavos que ganas de limpiar. «Había ahí pilas de documentos por todos lados, un montón de periódicos viejísimos debajo del escritorio, y una carpeta que decía ‘Lo que verdaderamente pasó en El Cerro Maravilla’ que presumí era basura, así que la boté. Sobre el escritorio había una libreta titulada ‘Soplapotes de Papi’ de como treinta páginas, y otra llamada ‘Ideas para atajar la criminalidad’ que tenía menos de tres páginas, y lo único que tenía escrito era: ‘¿Quizás llamar a Súper Pan?’ ¡Y ni les contaré qué cosas encontré en una caja de zapatos que tenía escrito encima: ‘SECRETOS DE ESTADO. BEA, NO ABRAS ESTO NI PA’ LOS PASTORES’!».

«Sé que muchos se mofaron de cuán desordenada tenía mi oficina», admitió Ricky Rosselló. «¡Pero quien se la pasa las 24/7 solucionando los problemas de Puerto Rico, no tiene tiempo para organizar papeles!», señaló, no dejando claro por qué, entonces, no tenía su oficina suṕer recogida.

Por El Rata