«¡Finalmente estamos en victoria!», celebró triunfante la autodenominada apóstol Wanda Rolón, portavoz de la organización evangélica Puerto Rico por la Familia (nombre original: «Evangélicos en contra de los Homosexuales»). «Ya era hora que estos legisladores herejes cedieran ante nuestras incesantes majaderías y modelaran nuestro código penal basándose puramente en preceptos religiosos: ¡la separación de la iglesia y el estado me hace café en las bolas! Como es harto sabido, todo lo bueno viene de Dios y la Biblia fue escrita por inspiración divina: por ende, es un libro perfecto y lo más sensato es usarlo como un manual de instrucciones a la hora de escribir nuestras leyes. Ahora que hasta la más mínima infracción conllevará pena de muerte –¡como Dios manda!– es que este pueblo cogerá vergüenza… ¡y si no coge vergüenza, al menos cogerá una buena pedrá’ en la chola!». Según Rolón, todas las amonestaciones que recoge la Biblia tienen que ser tomadas literalmente, «excepto la de que las mujeres no deben hablar en la iglesia, porque esa como que no me conviene».
Según el nuevo código penal, ahora es legal apedrear a alguien que haya cometido adulterio, que haya tenido sexo antes del matrimonio (bueno, si es mujer), o que sea homosexual («Aunque, hablando claro, es más bien esta última la más que nos tripea», admitió Rolón). Igualmente será ejecutado quien use el nombre de Dios en vano, sea irrespetuoso con sus padres (después que sea varón, por alguna razón) o trabaje un sábado (razón por la cual muchos boricuas han declarado que dejarán de trabajar, punto, «no sea que accidentalmente trabajemos un sábado y nos rajen la chola a peñonazos»). Las mujeres víctimas de violación también podrán ser ejecutadas si el acto ocurre dentro de los límites de la ciudad –un hecho que seguramente aumentará la cantidad de mujeres que se muden al campo, porsiaca. Otra ley incluso determina que podría ser apedreado quien practique la adivinación, razón por la cual Walter Mercado y Anita Cassandra ya aseguraron que no irían a la Isla ni aunque se peguen en el Powerball.
El superintendente de la Policía, José Caldero, expresó satisfacción ante los castigos más draconianos que fueron adoptados este año en el código penal. «Ustedes saben que lo mío es la mano dura contra el crimen, ¡y en ningún lugar se describe una mano más dura que en la Biblia!». El jefe policiaco aseguró que su trabajo se simplificará tremendamente, porque «cada vez que encontremos una víctima de asesinato, será sumamente fácil encontrar una infracción bíblica que justifique su muerte y así no tendremos ningún crimen que investigar: ¡todo se dio según la ley divina!». La única preocupación de Caldero es que «en un futuro no muy lejano puede ser que nos quedemos sin piedras que lanzarle a nuestros vecinos: ¿cómo ejerceríamos la voluntad de Dios entonces? Por esta razón exhorto a los dueños de las canteras que se pongan a trabajar día y noche… ¡excepto los sábados, claro está, si no quieren que los apedreen en su propio negocio!».