«En verdad no entiendo la burla de ustedes», aseguró el gobernador en entrevista con este periódico. «Lo que yo quería decir es que esta compañía no es confiable. Especialmente después del adebacle de Enron. O sea, eso pasó casi ayer, en el 2004. Y parecería que evaluar a una compañía que conspiró y encubrió un fraude de contabilidad no tiene nada que ver con evaluar las emisiones de bonos y gastos de un gobierno transparente y pulcro como el mío, pero nada más lejos de la verdad. ¡Es comparable porque me conviene y se acabó!», exclamó con su voz furiosa y fañosa.
La oficina de prensa de La Fortaleza informó que la próxima excusa será que las casas acreditadoras trabajan para nebulosos enemigos de Puerto Rico.