La abdicación de los narcóticos se dio a pocos días después de habérsele radicado cargos al chef televisivo Miguel Campis Rodríguez por posesión de dos bolsitas de marihuana y una pipa. El arresto del personaje de Noticentro al Amanecer convenció a las drogas de que ya era hora de claudicar y admitir su derrota ante el indefatigable embate de las fuerzas de la ley y orden. «Si ya hasta sacaron a Campis de circulación», razonaron sensatamente los estupefacientes, «¿para qué seguir luchando?».
La victoria de la Policía sobre las drogas fue loada por muchos sectores de la sociedad, primero entre estos la comunidad religiosa. El pastor Federico Díaz de Jesús, por ejemplo, siempre despotricó en contra de los narcóticos, asegurando que estos «son responsables por la perdición del Hombre, porque lo alejan de Dios y lo acercan al crimen, al satanismo y al reggaetón», y ahora pronostica que «cuando le demos fin a la homosexualidad, al adulterio y a las mujeres que se creen que mandan, finalmente tendremos una sociedad digna de ser salvada por el Señor». Grupos estudiantiles también expresaron sentirse aliviados por el fin de la batalla en contra de las drogas: «¡Al menos ya no tendremos que seguir escuchando estadísticas falsas o exageradas sobre la marihuana de boca de personas que nunca la han probado y no tienen la menor idea de lo que están hablando!».
Miguel Fernández Calderón, director del Departamento de Iniciativas Antidroga de la Policía de Puerto Rico, declaró la rendición de los narcóticos como «la victoria más avasalladora lograda por nuestro cuerpo policiaco –bueno, ¡después de haber agarrado a un chef de televisión con dos bolsitas de marihuana durante una parada de tránsito rutinaria, claro está!». Según Fernández Calderón, el arresto de Campis fue simplemente la gota que colmó la copa en la lucha en contra de las drogas. «Muchos se mofaban de nosotros por dedicar tantos recursos a investigar, arrestar y procesar a personas por simple posesión de estupefacientes», indicó, «pero todo era un plan maestro para que, poco a poco, día a día, vida arruinada a vida arruinada, las drogas se vieran tan asediadas que no tuvieran más remedio que entregarse. ¡Misión cumplida!», concluyó. «Lo que sí es que tendré que buscar otro puesto ahora que la campaña antidroga resultó victoriosa… ¡quizás establezca el Departamento de Iniciativas Antiasesinato, que asesinatos sí hay que ni botándolos se acaban!».