López Mulero, cuya participación en un proceso legal esencialmente garantiza la inexpugnable culpabilidad del acusado, originalmente expresó sobre la mujer policía que «hay que preservar su imagen como mujer«, opinando que «civilmente ella podría plantear una demanda contra la persona que difundió las imágenes«, e incluso fue más allá al declarar que «si vamos a linchar a la mujer, vamos a linchar también al dueño del falo«. Sin embargo, luego de constatar que el cheque del falo en cuestión no rebotara y este se convirtiera oficialmente en su cliente, la abogada exigió que todo el mundo se olvidara de sus declaraciones anteriores, tildándolas de «prematuras», «desatinadas» y «retroactivamente inconvenientes».
La letrada explicó que sus expresiones originalmente a favor de la mujer policía «se dieron en un momento en el cual yo estaba tirándole el anzuelo a ella a ver si me contrataba como su abogada» y no se les debe dar importancia ahora «porque como me picheó, allá ella». López Mulero aún no ha publicado qué defensa tiene planeada para el aguerrido falo, aunque expertos legales pronostican que involucrará las conceptos de «desconocimiento total de los hechos e inocencia absoluta», «vil entrampamiento por parte de la demandante», o «si lo hizo, ¡alguna buena razón habrá tenido!» (dependiendo de cuánta evidencia pudiera producir la fiscalía).
Ante críticas de cómo pudo haber aceptado defender en corte al acusado pene videógrafo, la licenciada explicó: «Abogada al fin, por un lado de la boca puedo tronar en contra de la actitud machista del pueblo e insinuar que el varón en la grabación era tan cómplice como la fémina, mientras que por el otro lo defiendo hasta las últimas consecuencias. O, dicho en otras palabras, me reservo el derecho de ser una feminista de clavo pasa’o que defiende férreamente los derechos de la mujer… ¡hasta que aparezca un falo que contrate mis servicios y me afloje buen billete!».