Aunque el error seguramente se trató simplemente de un desacierto del teclado a la hora de componer el comunicado de prensa, eso no evitó que fuera reportado en los medios como si fuera una noticia de gran envergadura para el pueblo puertorriqueño, tal como el más reciente brain fart de Maripily, el nuevo y seguramente vomitoso video de La Vampy, o alguna loquera del ufólogo Reinaldo Ríos. La real irrelevancia del desliz tipográfico no evitó, sin embargo, que la etiqueta «#GobiernoPandilla» circulara por las redes; a pesar de que francamente al par de días ya el auge del troleo había mermado, de todos modos los pandilleros que rondan las calles para cometer actos delictivos no quisieron correrse el riesgo de ser confundidos con funcionarios de la actual administración (o, en sus propias palabras: «Pillos, sí: ¡políticos, no!»).
Luis «Tito Machete» Fernández, líder de la pandilla «Los Matones de la Baldorioty», fue uno de los caudillos del bajo mundo que rápidamente desbandó su agrupación criminal ante la posibilidad de ser confundidos por funcionarios públicos. «Vi’te, nosotros robamos, matamos, y tiramos drogas», confesó el malhechor, «¡pero que no nos echen la culpa a nosotros del desmadre que hay en esta isla! Digo, de las estadísticas criminales sí –¡y a mucha honra!–, pero nada más. No quiero, por ejemplo, que venga alguien y nos eche encima a nosotros el gato muerto este de que Standard & Poor’s catalogó como ‘chatarra’ el crédito del gobierno. ¡Eso no es culpa de las pandillas, sino de décadas de políticas crediticias irresponsables ante la inminente insolvencia del erario!», tronó Tito Machete severamente, con mejor dominio de la situación económica de la Isla que todos los pasados gobernantes juntos.