La presidenta de la nueva República Bolivariana de Puerto Rico –nada más y nada menos que la exalcaldesa de San Juan y pipiola de clóset Carmen Yulín Cruz– ejecutó un brillante plan para quedarse con La Fortaleza y destronar al ahora exgobenador Alejandro García Padilla (quien jamás hubiera osado desafiar la supremacía de la metrópoli so pena de que le dieran pam-pam). Fuentes de entero crédito contaron cómo García Padilla recibió una llamada durante la mañana de ayer –alegadamente del presidente Barack Obama– pidiéndole al gobernador que lo encontrara al frente de la residencia ejecutiva para ir a almorzar a Kasalta. Cruz aparentemente aprovechó la salida de García Padilla para colarse en el Palacio de Santa Catalina, trancar los portones y cambiar todas las cerraduras, en lo que muchos historiadores ya están denominando como «el golpe de estado más pendejo en la historia de Latinoamérica». Carmen Yulín pudo incluso acceder a todas las cuentas gubernamentales sin mayores esfuerzos, gracias a que su predecesor había anotado todas sus contraseñas en una libretita titulada «Pásguolds».
El primer acto oficial de la nueva presidenta fue cambiar el nombre de la capital a «Ciudad Yulín», y acto seguido emitió una orden ejecutiva que hace ilegal «la compra, portación, o uso excesivo de brillantina», en lo que muchos tildan como «un transparente intento de trolear a su archienemigo político Jorge Santini«. Cruz emitió un comunicado de prensa a la Casa Blanca en la cual declaró «la separación total y absoluta de la República Bolivariana de Puerto Rico del yugo draconiano de los Estados Unidos», añadiendo que «¡camarón que se duerme, se lo lleva la corriente!». Posteriormente la nueva mandataria retó a la metrópoli a cuestionar la independencia de la Isla: «Siéntanse en libertad de darme una llamadita cuando dejen de tener un gobierno tan disfuncional que hace que la legislatura de Puerto Rico parezca tan eficiente como una línea de ensamblaje de carros alemanes». Y como coup de grâce, Cruz le envió una parca nota al ahora exgobernador que rezaba: «¿Cómo te gustan esas ‘plumitas sobernanistas‘ ahora, bitch?».
La primera ejecutiva boricua aseguró sentirse segura en su nueva posición: «¿Qué corte federal podría tildar mi acción de ilegal, si todos los jueces están de juerga? ¿Qué congreso podría legislar en contra de nuestra acción, si los legisladores están demasiado ocupados con su jueguito de ‘Quién lo tiene más grande’? ¿Qué fuerzas armadas podrían sacarme de aquí a la brava, si todos los militares están libres y seguramente en la playa? ¡Bueno que les pase a los federicos por dormirse en las pajas! ¡Que se busquen otro paisito tercermundista al cual explotar!», tronó Cruz triunfante, en lo que estudiaba las finanzas de la Isla y se preguntaba cómo rayos iba a poder pagar la nómina gubernamental el mes que viene sin ingresos federales.
En otras noticias, se reporta que, al enterarse que Puerto Rico es finalmente libre pero que él no es su gobernante, el perenne presidente del Partido Independentista Puertorriqueño Rubén Berríos se suicidó colgándose irónicamente de una palma.