Esta no ha sido la primera propuesta del gobierno popular para frenar el éxodo masivo de jóvenes profesionales de la Isla: los representantes Manuel Natal y Jaime Perelló también propusieron una ley que haría que el 25% de los contratos gubernamentales por servicios profesionales se le otorguen a personas jóvenes. Sin embargo, el mismo Perelló admitió que «esto probablemente no ayudará mucho, porque el otro 75% de los jóvenes seguirán en la prángana, y cualquier método que usemos para describir a alguien como ‘joven’ será aleatorio e inevitablemente excluirá a gente talentosa. ¡Lo único que quizás esto sí cause sea aumentar el número de cirugías plásticas de cuarentones desempleados desesperados por conseguirse un guisito!».
Pronosticando que la ley de Perelló y Natal quizás sea tan poco efectiva como suena a primera instancia, el gobierno de García Padilla decidió lanzar simultáneamente una campaña que le reste importancia a la multitudinaria emigración de profesionales. «‘El que se va no hace falta’ es una frase que encapsula el sentimiento de nuestra administración para con los vendepatrias traicioneros que se llevan su talento a campos más verdes y con menos asesinatos por hora», explicó el gobernador. «Sí, es cierto que lo ideal sería que las condiciones de vida en la Isla no sean tan escalofriantes que la gente que nació y se crio aquí se vea obligada a abandonar a su familia, sus amistades y su terruño para poder encontrar un empleo remunerante en un lugar donde la única certidumbre no sea que estarás en un tapón la mitad del día; que un deambulante te va a pedir chavos en cada semáforo; y que tarde o temprano algún caco te va a asaltar. Pero dar todo eso por sentado y querer quedarse en la Isla de todos modos para echarla pa’lante es lo que yo considero la marca de verdadero patriota, así que en lo que a mí concierne, quienes han dicho ‘¡A juyir, Crispín!’ son los ñemos que solo estaban estorbando», sentenció García Padilla, sin duda pensando en cierto exgobernador cuyo nombre rima con «Luis Guillermo Fortuño Burset».
La campaña publicitaria ensalzará la «determinación férrea de los puertorriqueños que deciden quedarse en la olla de grillos en la cual se ha convertido la Isla», y tilda su «masoquismo patrio» como «la primordial característica de un Boricua de Pura Cepa®». Los anuncios también subrayarán los beneficios de que todos esos «patriotas más que en las buenas» hayan desocupado los predios: «ahora habrá menos carros al frente tuyo en el peaje de Buchanan; se te hará más fácil hallar estacionamiento en Plaza Las Américas; y tendrás mejores probabilidades de pegarte en la Loto». De hecho, fuentes dentro de la Fortaleza han indicado que ya García Padilla está preparando un nuevo PowerPoint listando sus logros y que entre estos figuran «Haber ahuyentado miles de puertorriqueños fuera de la Isla para atajar el problema de los tapones».
A pesar de los esfuerzos de la actual administración de hacer pasar como un positivo esta nueva ola de emigración boricua, algunos de los que se quedaron en la Isla no le ven el lado bueno: «El problema es que aunque esa gente se vaya de Puerto Rico, los cacos siempre se quedan de lo más campantes: esto implica que las posibles víctimas de sus crímenes somos cada día menos. Lo que necesitamos es más potenciales blancos del crimen, no menos: ¡hay que distribuir mejor la carga, ¿vi’te?!».