La práctica policiaca, conocida en Nueva York como «Stop and Frisk» (o «Parada y Sobeteo», según Roberto Arango), ha causado polémica por prestarse a abusos contra minorías (o, en el caso de la policía nuyorquina, aún más abusos contra minorías). También se ha criticado el hecho de que a los oficiales se les exige llenar una cuota de «paradas y sobeteos», provocando más detenciones sacadas de la manga y cargos pegados con chicle. No empero, dado que en Puerto Rico nunca se copia lo bueno –¡y este no es momento de empezar!– la práctica se estará importando y próximamente estará en manos de un guardia de palito cerca de usted.
Algunos agentes de la uniformada ya han estado recibiendo clases de adiestramiento de manos de policías nuyorquinos versados en la práctica; se espera que al culminar el curso nuestros agentes sean unos expertos en cómo exactamente fastidiarle el día a ciudadanos comunes y corrientes solo por respirar. «El primer día de clase nos explicaron que la experiencia de este programa en Nueva York ha sido que el 99% de los detenidos no estaban haciendo absolutamente nada ilegal y el incidente no resultó en un arresto«, explicó el oficial Saúl Cárdenas. «¡O sea que tienen un porcentaje de efectividad de 1%! ¡Wow! ¡Ojalá nosotros pudiéramos algún día llegar a tener ese impresionante resultado!», se maravilló el veterano agente con embeleso.
Cárdenas explicó que la clase, impartida por «un impresionante despliegue de místers con macana con los cabellos rubios, los ojos rubios y los dientes rubios (así como Troy Donahue)», adiestró a un selecto grupo de policías locales sobre cómo detectar «comportamiento sospechoso y/o minoritario», concentrándose en ciertos factores de los individuos: su color de piel y/o cara de caco; la cantidad de banderas de Puerto Rico en su ropa; y su pinta de no poder costear un buen abogado defensor. «Lo único malo de los criterios que nos enseñaron es que aquí tendríamos que detener e interrogar a medio mundo», explicó Cárdenas. «Figúrate tú: si fuera a pedirle explicaciones a cada chamaquito con los pantalones a medio muslo que escucha reggaetón a to’ fuete o que tiene más blinblín que Mr. T, no podría pasar la mitad del día comiendo gofio. O sea, a mí me gusta arruinarle el día a un caco tanto como a cualquier hijo de vecino, ¡pero no es para estar todo el santo día trabajando tampoco!».
Se espera que el programa de paradas investigativas en Puerto Rico, contrario al de Nueva York, aumente considerablemente el número de arrestos efectuados por la Policía, «porque si es cuestión de fabricarles un cargo cualquiera a los manganzones que detendremos, ¡eso se arregla súper fácil!».