La acción de la compañía se dio luego de la serie de «colosales metí’as de pata» por parte de políticos del patio, quienes, según Stephen Carlsbad, CTO de Twitter, «aparentemente no saben cómo usar nuestra herramienta sin demostrar su bestialidad». La última víctima de su propia ignorancia a la hora de manejar los medios sociales fue Zaida «Cucusa» Hernández, asistente de Jenniffer González, quien tuiteó que Arturo Hernández, nuevo candidato a la gobernación por el partido del MUS, tuvo que renunciar a la presidencia del Colegio de Abogados, cuando en realidad se trata del abogado Arturo Dávila. Otro reciente desliz tuitero que también involucró a Hernández se dio cuando esta publicó un enlace a una imagen que comparaba a Roberto Cox Alomar con Yuyo el Mono, y cómo olvidar el tuit racista de Heidi Wys que le dio la vuelta al mundo. Para evitar que estos y otros funcionarios públicos sigan «diciendo sandeces públicamente», la gerencia de Twitter les bloqueó el acceso a sus cuentas y remplazó sus tuits por «algo que no ofende a nadie: ¡enlaces a imágenes de adorables gatitos!».
Carlsbad explicó que el próximo paso es crear un examen que toda figura pública deberá aprobar antes de que se le permita «esparcir por la tuiterósfera cualquier totonada que se le ocurra». Por ejemplo, entre las preguntas que figurarán en el examen están: «¿Sabe usted que todo lo que está escribiendo podrá ser leído por millones de personas alrededor del mundo?»; «¿Está usted consciente que todo lo que diga podrá ser retenido como evidencia de su idiotez?»; y «¿Puede usted meter un libro entero de ignorancia en solamente 140 caracteres?». La pregunta final será simplemente: «¿Es usted un político en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, específicamente en la oficina de la Presidenta de la Cámara de Representantes?», cuya respuesta, de ser afirmativa, causará que la cuenta sea desactivada inmediatamente. «¡De nada, políticos insensatos y lengüilargos!», exclamó Carlsbad.