«¡Esto es inaudito!», se quejó Martín Torres, uno de los incautos clientes del timbiriche El Fogón de la Abuela en Guavate. «Cuando uno va guiando por ahí y ve uno de estos chinchorritos callejeros anunciando maví o cerveza fría, el número de íes tiene que representar correctamente la temperatura de la bebida en cuestión. Si me prometen doce íes de frialdad y solo me dan cuatro, ¡me están estafando! Es más, ¡no me extrañaría que quien esté cocinando en ese fogón no sea una abuela na’!».
Raúl José Peña, portavoz de DACO, aseguró que «tomamos en serio todas las quejas que llegan a nuestras oficinas — ¡o al menos aquellas que no afecten negocios de panitas de algún legislador!». El inusitadamente honesto funcionario prometió que DACO investigará el negocio en cuestión para asegurarse que este no sea un caso de anuncio engañoso, «porque si los puertorriqueños no pueden confiar ni en lo que prometen los rótulos de los timbiriches que se topan por ahí en la calle, ¿en qué pueden confiar?».
El funcionario le aseguró a la ciudadanía que DACO mantiene los más estrictos estándares a la hora de verificar la veracidad de anuncios al consumidor. «No saben a cuántos productos le tenemos el ojo echa’o», intimó. «Por ejemplo, al refresco Old Colony de uva lo tenemos en la mirilla porque no es viejo y sabe a cualquier cosa menos a uva… ¡lo único que acertaron es que lo venden en una colonia!». Igualmente bajo investigación están la bebida Coco Rico («porque si eso es coco, o rico, que venga Dios y lo vea»); la tienda de ropa La Esquina Famosa («que casi nunca está en una esquina, y lo de ‘famosa’ está en veremos»); y la sede de gobierno, La Fortaleza («dado que sus residentes suelen ser unos eñangota’os más ñemos que volverlo a decir»);
Por el momento, Peña le prometió a los querellantes de El Fogón de la Abuela que DACO tomaría cartas en el asunto, «así tengamos que tomarnos todo su inventario de maví para asegurarnos que, en efecto, está ‘fríííííííííííío’… ¡y si tenemos que probar toda su cerveza también, lo haremos!».