«Primero que nada, el aire en la sala del tribunal debe estar precisamente a 75.3 grados», exigió Traverzo, listando sus condiciones de entrega. «Cualquier otra cosa resecaría mi garganta y mi declaración de inocencia no se escucharía óptimamente en el tribunal. Ah, y las bocinas y micrófonos del tribunal deben ser ajustadas precisamente a mis especificaciones. Si Céline Dion tiene su propia arena, yo por lo menos me merezco eso».
«Y quiero una cajita de chocolates esperándome en en el tribunal. ¡No los quiero Godiva! ¡No se equivoquen! ¡Los quiero Ferrero Rocher! ¡Con un vasito de leche! Si Oscar Marrano puede tener un bowl de M&M’s azules esperándolo en el foro de la Asociación Puertorriqueña de Estudiantes de Periodismo, pues yo no me merezco menos», continuó la lista de exigencias del exrepresentante.
«Finalmente, de requerirse que permanezca como invitado de las autoridades para un diálogo, porque Dios sabe que no soy ningún preso, exijo que mis acomodaciones sean en en Villas del Mar Hau en Isabela. Pagas por el estado. Y quiero ropa de cama de Egyptian Cotton, y nada de uniformes color chinita», acabó su lista de demandas. «Y recuerden: yo solo quiero que se me trate como cualquier hijo de vecino cuando se procese mi cita –¡no arresto!– con el tribunal», finalizó.