«En veldá’ en veldá’, yo no sé de dónde demonios sacaron eso de que al que estudia aquí le sobra pa’ comprar coca, ‘ocio: ¡esto no da ni pa’ uelel pega!», declaró sumamente molesto Alberto Cátala Yerba, nuevo estudiante del recinto, al salir de su reunión de orientación sobre asistencia económica. «Mera pai, despuéj de pagal matrícula, cuotas de mantenimiento y tecnología, libroj, materiales y la clavá’ especial de $1,350 que nos acaban de ejpetal, lo que me va a sobral da más que pa’ compral un candunguito de thinner pa’ uelel pol las noches antej de acostalme», aseguró visiblemente molesto mientras mostraba el estimado de costos que le entregaron, el cual reflejaba un sobrante de $9.50.
Luego de demostrar su indignación pidiéndonos «una pejetita pa’ almolzal», Cátala Yerba se mostró cauteloso ante la alegada capacidad de los estudiantes para atender sus necesidades de alcohol, cigarrillos y estupefacientes con tan sólo $9.50: «‘Ocio, ¿cómo que esta gente puede compral celveza, cigarrillos y coca con $9.50, y además pagar la renta, la luz y el agua?», preguntó el tecato retóricamente. «No, vite, pa’ mí que esta gente tiene que estal viviendo debajo de puentes, también. ¡Eso no puede ser! ¿Y a ‘ónde vamoj a vivil nojotroj? ¿En hospedajes de estudiantes? No, pai, prefiero vivil en una cuneta, ¿vite?», concluyó con dignidad el tecato ante tan aterradora proposición, mientras extendía su vasito de Subway aparentemente buscando algún tipo de ayuda suplementaria.
Al cierre de esta edición había sido imposible obtener una reacción de los estudiantes debido a que se encontraban demasiado ocupados pagando el teléfono, la ropa, la gasolina, la comida y la computadora con los 25 centavos que sobraron luego de comprar thinner.