«No tengo ni puta idea qué tipo de camisa le gusta al tío mío, pero si no le llevo nada, va a hablar mierda de mí, así que aquí estamos», declaró Rubén Rodríguez mientras hacía la fila de pagar en la tienda La Novedosa en Quebradillas. «Le compré esta polo que no tengo la más mínima idea si le va a gustar o no, pero es mejor que no llevar na'», aseguró, sin saber que las polos que le ha regalado a su tío en las últimas tres Navidades todavía estan en el fondo del clóset con la etiqueta aún puesta.
Otras que se encontraban en las mismas esta semana fueron las abuelas y abuelos que están buscando qué regalarle a sus nietos ya adultos. «Mírate esta polito. A todo el mundo le gustan las polos… ¡Y mira, rosita! ¡Y sólo cuesta 20 pesitos!», exclamó Doña Matilda, quien le acaba de comprar la horrorosa polo a su nieto de 33 años. Le preguntamos si estaba segura que su nieto querría eso, y que si lo consultó con él, a lo que contestó: «¿Cómo le voy a preguntar yo qué quiere él de Navidad? ¡Entonces no sería sorpresa! Y total, él ya es un manganzón: ¡lo que necesita es una ropita para el trabajo!», aseguró enfáticamente.
Vimos a un par de hombres jóvenes haciendo la fila con polos en mano, y le preguntamos por qué mejor no les regalaban a los hombres de su familia certificados de regalo para tiendas como Best Buy o Gamestop, las cuales gozan de la simpatía del 99% de los hombres. Cada uno de los entrevistados sin excepción contestó: «No, Papo: si yo me voy a joder con una polo… ¡que se jodan ellos también!».