«¡Está fantástico esto de que los cristianos no puedan ser amenazados de muerte, sino de resurrección, sobre todo aquí que está el religioso choreto!», exclamó orondo James Tuller Cintrón, superintendente de la uniformada. «No se me ocurre una mejor estrategia para atajar la creciente cifra de asesinatos en Puerto Rico, ¡máxime porque no le toma ningún tipo de esfuerzo a nuestros oficiales!». Según el jefe policiaco, cada vez que ocurra algún homicidio en la Isla, este será catalogado automáticamente como una «resurrección futura», asegurándose así que las estadísticas de incidencia criminal se mantengan lo más bajas posibles. Según los expertos, esto servirá seguramente para subir la valoración económica de Puerto Rico ante los bonistas (si bien no hará mucho por las víctimas de asesinat– resurrección).
Al preguntarle a Tuller Cintrón cómo puede asegurarse que las víctimas de homicidio sean seguidoras de Jesús para poder tomar ese ventajero atajo censual, este replicó: «¡Sencillo! Uno de nuestros oficiales simplemente le preguntará al occiso su afiliación religiosa y le advertirá que interpretará su silencio como que es cristiano. Digo, quizás caiga en la redada algún Testiguito de Jehová realengo o algún ateo hereje, pero al fin y al cabo estaríamos haciéndoles un favor tildándolos de cristianos en su hora final, ¿no creen?».