Granjas Avícolas, Tierra del Invasor – Los pavos que sobrevivieron la cruel y sangrienta matanza que sufrieron sus congéneres ayer en el Día Para Dar Gracias O No, Respetando El Deseo De Cada Quien han jurado que vengarán «hasta la última pluma» de sus amigos caídos.


Foto conmemorando los pavos difuntos (Q.E.P.D.)

«Hemos aguantado ya este holocausto año tras año por demasiados siglos», aseguró el General Kalkon, cabecilla del grupo radical que se autodenomina el «Ejército Nacional Pavicua» (o coloquialmente conocido como los «Paveteros»), añadiendo que «este julepito se va a acabar hoy«. El plumífero líder admitió que «desde tiempo inmemorial, nuestro pueblo ha estado tranquilamente dejándose engordar en jaulas diminutas, sólo para luego ser plácidamente degollado en televisión nacional al frente de gobernadoras idiotas, para que luego se violen nuestras cavidades internas con relleno. Ha sido culpa nuestra que no hayamos dado más picotazos a nuestros amos gordos y fofos: ¡por mi madre que el año que viene tendrán que comer codornices, coño!».


El impresionante General Kalkon, pensando en un plan de ataque

El Teniente Dinde, segundo al mando de los «Paveteros», también coincidió en que «ya está bueno de que nos dejemos matar, rellenar, y servir con papas majadas o arroz con gandules, dependiendo de las costumbres gastronómicas de la región. Nuestros cuarteles han incluso recibido reportes de que en algunos establecimientos en Guavate se vende algo conocido como ‘pavochón’, que tenemos que asumir que es un cruce abominable entre un pavo y un lechón, indudablemente resultado de mucha paciencia y saliva. ¡También vengaremos tal afrenta a nuestra especie!». Específicamente, Dinde aseguró que «procuraremos picotear la mano que nos alimenta hasta lograr la libertad, y mientras estemos en cautiverio rehusaremos comer para que estemos tan y tan enjillíos que nadie nos querrá comer: piensen en algo así como Paris Hilton, pero con plumas».


El Teniente Dinde, mirando desafiante a la cámara, como diciendo: «Te voy a picotear esa mano»

El señor Alex Comeperu, dueño de varias granjas avícolas, recibió con apatía la promesa de venganza del grupo radical. «No me preocupo para nada porque sé que los pavos son vagos y dóciles», aseguró. «Tú les das de qué comer y dónde vivir y se quedan tranquilitos en su jaula, sin armar alboroto y llenándose la panza de grano por el cual no tuvieron que trabajar. Cuando es hora de tumbarles el pescuezo, están más pimpos que un sapo de letrina y ni siquiera pelean: ¡es un éxito!». El empresario también arguyó la acusación de que es «inmoral el criar pavos cuyo único propósito es alimentar una tradición arbitraria de hace cientos de años», diciendo que «si Dios no quisiera que nos comiéramos a los pavos, no los hubiera hecho tan deliciosos… Aunque ahora que lo pienso, en realidad su carne es media sosa… Bueno, ¡pues entonces Dios no hubiera creado el adobo y el relleno!».


«Si comer esto es pecado, que me lleve el Diablo», exhortó el señor Comeperu

El General Kalkon prometió que organizará a todos los pavos en las diferentes granjas avícolas para realizar una gran sublevación, añadiendo que «todo sería más fácil si no fuéramos tan foquin gordos y pudiéramos simplemente volar a la libertad». También intimó que, en caso de que la fuga les resulte imposible, se asegurará que todo aquella persona que consuma carne de pavo para el próximo Día de Acción de Gracias se lleve «una no muy grata sorpresa: digamos que tengo par de primos que recién regresaron de una gira por Asia, y desde que llegaron no han parado de toser…».

Por El Rata