Guaynabo City, Rich Port – Acaparando el mercado de todo puertorriqueño que quiera perder su «mancha de plátano» (sobre todo aquellos residentes de Guaynabo City que intentan desaforadamente asimilarse al modo de vida de la nación estadounidense), la compañía Clorox ha anunciado que su «limpiador agringuizante», conocido como «Guaynableach», ha excedido todas sus expectativas de venta.
«Guaynableach» ha estado en el mercado por varias semanas ya tanto en la Isla como a través de ciudades estadounidenses con una gran concentración puertorriqueña. El exitoso limpiador tiene las mismas características blanqueadoras del cloro, «pero sin hacerle daño a la piel y sin causar cáncer del pulmón al aspirarlo en grandes cantidades… ¡al menos eso creemos!», indicó Matthew Maxey, CEO de Clorox. «Nuestras pruebas no han sido tan rigurosas como lo son para otros productos, pero hablando claro, es que no vimos la necesidad de sacrificar tantos conejitos pardos y güimos marrones con un producto que será usado principalmente por guaynabichos: ¿no son ellos el mejor sujeto experimental?».
Potes de «Guaynableach», de color azul para atraer mejor a los habitantes de Guaynabo City
En efecto, en cuanto salió al mercado, fueron los residentes de Guaynabo City los que corrieron a las farmacias y vaciaron las góndolas del blanqueador cual si fuera cajas de cerveza en época de huracán. «Yo espero que esto funcione como prometido», aseguró María Torres (o «Mary Towers», como prefiere ser llamada). «¡Esta mancha de plátano no se me quitaba con nada! Todavía hago cosas que delatan mi puertorriqueñidad, como por ejemplo comer frituras a la menor provocación, aplaudir cuando aterrizan los aviones, y decir ‘habíanos’ y ‘hubieron’. ¡Los americanos no dicen esas barbaridades! Bueno, para empezar los estadounidenses no hablan español, punto, por lo que espero que si me sigo dando baños de ‘Guaynableach’ todas las noches, de repente se me olvide el español y empiece a hablar un inglés precioso, así como el de Matt Lauer».
Mary Towers espera que luego de su tratamiento de «Guaynableach» ya no le guste «hacer charrerías como comer bacalaítos en platos de papel»
Otro usuario acérrimo del producto es Carlos Fuentes (también conocido como «Charlie Fountain»), quien a pesar de tener sólo ocho años, ya es sometido a un riguroso tratamiento de «Guaynableach» por su madre, quien asegura que no quiere que Charlie «crezca jugando gallitos o briscas, o cualquiera de esas otras charrerías boricuas: mejor que desde chiquito juegue ‘Red Rover‘ y ‘Duck, Duck, Goose‘, como hacen los americanitos». El niño por su parte aseguró que no le está malo que su mamá trate de quitarle la mancha de plátano desde chiquito, porque prefiere «mil veces jugar videojuegos portátiles como Dios manda que estar tirándome en yagua por el monte como hacen los nenes pobres que viven en la Isla».
No más blinblineos cafres como éste para Charlie Fountain, gracias a «Guaynableach»
La compañía Clorox reportó que hay otro sector poblacional que aceptó con beneplácito el nuevo producto despuertorriqueñizante: boricuas exiliados que residen en los Estados Unidos. «Ya estoy harto de que estos gringos me miren raro por mi acento y que no sepan escribir mi nombre», aseguró Guillermo González, quien luego de utilizar «Guaynableach» en un régimen diario se cambió el nombre a «William Gun Sales». «Por un lado estaban mis familiares puertorriqueños insinuando que soy un vendepatria por irme de la Isla, y por otro estaban los gringos ignorantes de Wisconsin pensando que yo soy un mexicano que llegó bien pa’l norte. ¡N’hombe, no! Así con el mejunje este al menos los gringos donde vivo dejarán de preguntarme si hago patios y si sé de un buen restaurante mexicano en el área».
Así es como el estadounidense promedio ve a Guillermo González
Como era de esperarse, el sector nacionalista en la Isla deploró el producto, y exhortó a que los puertorriqueños «dejemos de ser tan eñangotados al pensar que la ‘mancha de plátano’ es algo que le resta valor a nuestra cultura», aunque sí admitieron que su uso entre los habitantes de Guaynabo City era razonable porque «a ésos los perdimos hace ya mucho tiempo: total, menos perros, menos pulgas». Muchos independentistas incluso piensan que este producto es una treta del gobierno estadounidense («¡o de los penepés, porque de ésos creeríamos cualquier cosa!») para «hacer que el puertorriqueño se agringuice, y luego, como hicieron en Hawaii, hacer un referéndum cuando tengan la mayoría para que gane abrumadoramente la estadidad», e intentan abogar porque se deje de vender «Guaynableach» en Puerto Rico. Sin embargo, es improbable que su intento resulte exitoso dado a la gran acogida del producto alrededor de toda la Isla, y el hecho de que éste ha incluso surtido su efecto entre las farmacias locales que lo cargan, haciendo que por ejemplo las Farmacias El Amal hayan cambiado su nombre a «Pharmacies The Lovel«.
Maxey, el CEO de Clorox, reportó estar «sumamente satisfecho» con la aceptación de su nuevo producto en el mercado boricua: «¡No teníamos idea de que hubiera tanto puertorriqueño acompleja’o en la Isla!». Maxey adelantó que sus científicos estaban trabajando en otras versiones de «Guaynableach» para «satisfacer todas las necesidades de los puertorriqueños que creen que perdiendo su ‘mancha de plátano’ serán mejores personas», revelando que pronto sacarán al mercado una versión «extra-strength» del producto, llamada «Guaynableach Plus (now with Extra-Gringoizing Agent!)». Maxey aseguró que esta nueva versión es tan poderosa «que lograría que el mismísimo Boricuazo haga el ‘Pledge of Allegiance‘ todas las mañanas y que use la monoestrellada como trapo de limpiar».
La venidera versión «extra-strength» de «Guaynableach», aparentemente en forma de enema