San Juan, Puerto Rico – Luego de quedar completamente reivindicado por la excelentemente fundamentada y ampliamente apoyada decisión del Tribunal Supremo de Puerto Rico que declara los terrenos ganados al mar donde se construye el complejo turístico Paseo Caribe como «bienes patrimoniales susceptibles de apropiación particular», el desarrollador Arturo Madero anunció ayer que ha llegado a un acuerdo preliminar con el Gobierno de Puerto Rico para rellenar toda la costa noreste de la Isla hasta llegar a Islas Vírgenes, con lo que aumentaría considerablemente los «bienes patrimoniales» de los que se ha apropiado particularmente. Aunque no adelantó la nueva forma que tomará Puerto Rico, el desarrollador estima que la Isla se convertirá en la mayor de las Antillas para el año 2023 y podría convertirse en un continente para 2079.
Imagen que proyecta una de las posibles formas que tendrá Puerto Rico aproximadamente para el 2015. Otras alternativas bajo la consideración de Madero son la cara de George Washington y el bigote de Ramón Cantero Frau
«Ahora que sabemos que Puerto Rico es de los pocos países en el mundo donde se puede rellenar por ahí pa’bajo sin que se cuestione nada hasta que sea demasiado tarde, hemos llegado a un acuerdo preliminar con el Gobierno que es beneficioso para todos», aseguró Madero, evitando hábilmente mencionar las palabras «mis amigotes» al final de la oración anterior. «El plan es esencialmente el mismo que usamos en Paseo Caribe: conseguir permisos de construcción fatulos de administradores intimidados por jefes de agencia sobornados, gestionar exenciones contributivas indebidas, incentivos inmerecidos y ayudas innecesarias, y construir sin los debidos endosos opulentos edificios que el 99.9999% de los puertorriqueños sólo podrá admirar… desde una distancia prudente, claro», explicó Madero. «La única diferencia es que, como planeamos llegar hasta Islas Vírgenes, necesitaremos una ayudita adicional con el material de relleno. Pero estamos seguros de que el sabio Gobierno de Puerto Rico nos dará la mano como siempre ha hecho con nuestro sector industrial», dijo el desarrollador, sin aclarar si existe alguna otra parte corporal que el Gobierno ofrezca rutinariamente a los desarrolladores del país.
El desarrollador Arturo Madero nos muestra desde una distancia prudente las lujosas facilidades del proyecto: «Hágame el favor, manténgase detrás de la raya, que con esa cara usted de seguro no pertenece al selecto 0.0001%»
El empresario aseguró a El Ñame que, contrario a lo que algunos escépticos podrían pensar, tendrá que someterse a los estrictos procesos de permisología locales para lograr la aprobación del proyecto, por lo que será necesario ser extremadamente rigurosos con los requisitos de cada agencia: «Todo el proyecto depende de la exigente Junta de Planificación, del recto Instituto de Cultura y de la sumamente vigilante Administración de Reglamentos y Permisos. Y claro está, sabemos lo mucho que el Registrador de la Propiedad objeta la inmatriculación de predios de terreno ganados al mar», dijo Madero. «En otras palabras: ¡la pre-venta comienza el próximo lunes! ¡Separa tu unidad ahora!», añadió en tono festivo.
Sobre la decisión del Supremo como tal, Madero aseguró que es un reflejo de que las visiones cerradas de los ambientalistas tienen que cesar si es que se quiere adelantar el bienestar del pueblo: «Ya es hora de que Tito Kayak y los demás odiosos dizque ambientalistas buscones dejen de fastidiar la pita a la menor provocación. Es como el caso de los molinos de viento en Guayanilla: allí la oposición se debe a que los malditos guabairos están en peligro de extinción, y como son tan morones y se estrellan contra las aspas de los molinos, pues no se puede construir allí. ¿Jelou? Miren, si el guabairo está en peligro de extinción, ¿a qué ustedes creen que se debe? ¡Pues a que se supone que se extinga! ¿Pero dónde estará Darwin cuando uno lo necesita?», argumentó Madero de manera extrañamente lógica.
Un inteligente y astuto guabairo se toma un breve descanso antes de intentar escocotarse contra las aspas de algún molino de viento cercano
Madero alabó a su vez la imparcialidad demostrada por los jueces, y tronó contra la falta de capacidad intelectual de los opositores del proyecto: «A mí lo que me sorprendió durante todo este revolú fue que existiera un país en el que la mayoría de sus profesionales fuesen tan morones. O sea, casi todos los ingenieros, agrimensores, abogados y ambientalistas del país estaban taaaaaan seguros de que los terrenos eran de dominio público, y OB-viamente estaban to’s equivocados. Menos mal que los jueces del Supremo que votaron a favor de Paseo Caribe no se dejaron amedrentar por el hecho de que fuesen las únicas cuatro personas en Puerto Rico que creyeran que teníamos razón, a parte de mí y de mi gato. Aunque tengo sospechas sobre mi gato”, dijo el desarrollador.
«Definitivamente, con esta decisión queda demostrado que en este país SÍ que la Justicia es ciega», concluyó sonriendo.