«Desde hace días que en mi teléfono celular con código de área de Orlando no hago más que recibir llamadas de Visa, Mastercard, o de un sitio llamado ‘Cardholder services‘, donde, de buenas a primeras, me hacen ofertas para mejorar mi crédito y bajar mi deuda –¡para que no quede duda que aún queda gente buena en este mundo!», explicó el primer mandatario. «Así que se me prendió el bombillo: ¿por qué no hacer eso mismo, pero para atajar la millonaria deuda del erario? ¿Vieron que esta cabeza mía no es buena solo para aguantar mi negrísima melena abrillantinada y albergar mis ojazos verdes océano caribeño?», preguntó, jactándose de su pericia financiera, entre otras cosas.
Rosselló aseguró que desde hace varias semanas no hace nada más que contestar estas llamadas («que parecen venir de cuanto código de área imaginable»), y proveerle a cada una de ellas la información bancaria de las cuentas del gobierno «y hasta de mis tarjetas de crédito personales, porque una ayudita económica no me vendría mal a mí tampoco: ¡estos mahones de gente común que no me apeo no son baratos!». El gobernador espera que, a este ritmo, en cuestión de unos meses no solo se hayan cuadrado las cuentas de las compañías públicas, «sino que haya incluso un superávit –una palabra que dicho sea de paso tuve que buscar en un diccionario porque ningún funcionario de gobierno siquiera había oído de eso».
El gobernador añadió también que estas llamadas no solicitadas también le han advertido de lo siguiente: «de que mis beneficios de Seguro Social estaban a punto de ser suspendidos (¡yo ni sabía que se supone que los estuviera recibiendo ya!); de que el Servicio de Inmigración está por deportarme (¡de seguro una represalia mezquina del Chix-Trix ese en la Casa Blanca!); y de otras cosas que ni entendí porque el mensaje estaba en chino. ¡Menos mal que siempre ando con el celular encima para jugar Candy Crush entre –¡y durante!– reuniones, porque si no, ni me enteraba de todas esas vainas!».