«Despacito» –en caso de que hayan pasado los últimos ocho meses en algún sótano viendo Netflix, jugando videojuegos y ordenando pizza por delivery (y de ser así, ¿por qué no nos invitaron?)– es el más reciente tema de Luis Fonsi junto con Daddy Yankee, que le ha dado la vuelta al mundo entero por razones difíciles de precisar. «Mi último sencillo es tan y tan famoso», se jactó Fonsi, mientras se hacía otro tatuaje para verse más machote todavía, «que hasta unos comediantes italianos se tripiaron lo mucho que la dizque detestaban… ¡y es harto sabido que la mejor manera de hacer algo famoso es relajándoselo!», un hecho que, de ser cierto, querría decir que Sila, Aníbal, Fortuño, Agapito y Ricky Rosselló nos deben de enviar sendos ramilletes de rosas en señal de agradecimiento.
«¿Se acuerdan de ‘My heart will go on’, el megaéxito de Titanic en el ’97?», preguntó el gobernador Ricky Rosselló, explicando cómo tuvo esta inspirada revelación promocional. » ¡Pues ‘Despacito’ es el ‘My heart will go on’ del 2017!», exclamó con gran entusiasmo, quizás sin darse cuenta de que poco tiempo después, esa canción ya estaba tan gaseá’ que la sola imagen de Céline Dion, incluso hoy día, provoca ataques de síndrome postraumático. «Esto es un gran logro de mi administración, el promover Puerto Rico con un tema que todo el mundo próximamente odiará, y que sin duda ya va en picada… ¡bueno, al igual que Puerto Rico mismo bajo mi mando!», indicó, en un extraño momento de candidez.
«Pues a mí me encanta la idea», opinó Zoraida Nieves, acérrima fanática de la canción. «No veo qué tiene de malo: ¡la he oído novecientas noventa y nueve mil veces y todavía me encanta!», aseguró inocentemente, sin saber que es después de la milésima vez que uno empieza a tomarle repelillo y a desearle la muerte a Luis Fonsi despacito.