En efecto, la Ley 104, que data del 1955, le permite a los ciudadanos reclamarle hasta un máximo de mil dólares al gobierno por daños sufridos a sus vehículos. A pesar de que hoy día mil dólares no dan ni para remplazar las gomitas de los wipers, mucho menos para arreglar un tren delantero to’ esbiela’o, muchos conductores se han aprovechado de la ley para que el DTOP responda por la escasa manutención de las vías públicas. En vez de buscar la manera de reparar los hoyancos abismales que convierten nuestras carreteras en la versión boricua del videojuego «Moon Patrol», o evitar que muchas calles parezcan pedregales con una fina capita de bitumul, la agencia decidió simplemente anunciar que de ahora en adelante Puerto Rico no tiene «un sistema de carreteras», sino «una enorme pista de campo traviesa que le da la vuelta a la Isla».
«¿Carreteras? ¿Qué es eso?», preguntó sardónico Ismael Torres, subdirector asociado del DTOP. «Puerto Rico no tiene carreteras, y creo que muchos estarán de acuerdo conmigo con que nunca las tuvimos; sí, otrora hubo leves sugerencias en el suelo de por dónde debíamos conducir, ligeramente esbozadas por brea y pintura… pero, ¿carreteras? ¡Eso es querer cagar más arriba del culo!». Torres puntualizó que de todos modos hoy día en Puerto Rico la gente guía pasándose los límites de velocidad por donde no le da el sol, guiando por el paseo con un guille cabrón y trepándosele por encima a las aceras cuando le conviene — en fin, como si estuviera en un anuncio televisivo de una SUV. «¿Por qué no hacerlo todo oficial, declarando que no tenemos carreteras, sino simplemente una pista lista para celebrar carreras de Motocross?».
El conveniente cambio no pudo venir en mejor momento, dado que el DTOP, al igual que todas las dependencias gubernamentales, están en un gas llegando a petróleo –aunque eso sería hacerle un favor, porque el petróleo al menos lo podrían vender y sacarle par de pesitos. «Con el dinero que nos vamos a ahorrar en bitumul, gravilla y demandas molestosas», aseguró el subdirector asociado, «el DTOP podrá contar con suficiente dinero como para pagarle la nómina a las batatas políticas que plagamos la agencia… ¡o sea, lo que verdaderamente importa!».