«En ese mundo mágico que existe en mi cabeza, a ningún inversionista –¡ninguno!– le preocupa venir a invertir a una isla donde su propio gobierno no puede administrar sus finanzas», aseguró el mágico gobernador. «No les importará los años que le tomará a la junta arreglar esto. No mirarán a un futuro donde aunque se arregle todo, queda la incertidumbre de qué pasará cuando la junta se vaya y nos toque administrar de nuevo. ¡Es bello este mundo!», exclamó.
Le preguntamos al gobernador si no era más fácil decir que los inversionistas tal vez sí vuelvan porque la junta responderá primero a los intereses de Wall Street y tendrán carta blanca para saquear el país, pero este se quedó eslemba’o, imaginamos que visitando el idílico mundo que existe solamente en su cabeza.