Donald Trump esencialmente comenzó sus aspiraciones a la candidatura presidencial por parte del Partido Republicano indicando que, a su parecer, cuando México «manda los suyos» a los Estados Unidos, ellos «traen drogas; traen crimen; son violadores. Y algunos, presumo, son gente buena«. «Y podría decir más barrabasadas sobre los mexicanos», advirtió Trump, «como que su música norteña parece melodía de carrusel de fiesta patronal; que sus casas tienen más imágenes de vírgenes que la foto del Club Audiovisual en el anuario de la clase; y que sus mujeres paren más críos que una coneja ninfómana… pero me abstendré de decirlas. ¡Mejor lo hago en par de semanas y así sigo acaparando la atención de la prensa!».
Ante tanto comentario ignorante e injurioso en contra de los mexicanos, muchos puertorriqueños se sintieron ofendidos de que Trump no se haya expresado nunca en contra de los boricuas. «¡Tanto comentario denigrante que se podría hacer en contra de los millones de borincanos en los Estados Unidos, y este tipo no ha dicho ni uno solo!», exclamó agraviado Ramiro Fernández, quien lleva viviendo varias décadas en el méinland. «Podría llamarnos vagos, recriminarnos el vivir del mantengo, o picar bien alante y acusarnos de haberle invadido el país mientras nadie se daba cuenta con la excusa de ser ciudadanos americanos. ¡Y nada! Es como si para él no existiéramos los puertorriqueños, ni siquiera para ser el blanco de su más reciente imputación desinformada y humillante. Nosotros también somos marrones, hablamos español y no llenamos el estereotipo republicano del blanquito con los cabellos rubios, los ojos rubios y los dientes rubios (así como Troy Donahue): ¿por qué no nos está tirando a mondongo a nosotros también con tal de complacer a sus huestes xenofóbicas y nacionalistas? ¡Exigimos tiempo igual!», tronó Fernández, luciendo la monoestrellada en la camisa, en los pantalones y hasta en el gorro «a ver si eso al fin hace que se le suba el mostro a Trump».
Portavoces de la campaña del anaranjado multimillonario respondieron que su candidato seguramente despotricará mezquinamente en contra de los puertorriqueños en cuanto alguna encuesta demuestre que el votante republicano promedio los detesta –aunque adelantaron que esto probablemente no sucederá por el momento dado que la mayoría de los americanos no tienen concepto alguno de los boricuas.