«¿Dónde se supone que consiga ahora las baterías para mi calculadora Casio, modelo vintage de 1985?», preguntó Pedro Perales, observando con mirada vacía un Radio Shack que ya tenía los carteles anunciando ‘Venta de liquidación de baterías recargables’. «Mano, yo pienso baterías y pienso Radio Shack. ¡No sé pa’ dónde ir ahora! ¿Tú crees que las pueda conseguir en la farmacia? En las farmacias venden de to’. A lo mejor sí. Chequeo esta tarde», declaró cabizbajo.
«No sé, a lo mejor si se hubieran puesto a vender más carritos de control remoto hubieran progresado», continuó Perales. ¿Y qué me dices de la sencilla selección de laptops? O sea, yo no sé tú, pero yo veo mucho valor en poder escoger entre la computadora chiquitita bien mierda, la chiquitita mediana medio mierdosa y la laptop grandota que tiene que ser buena porque es grande. ¡Eso lo debieron haber promocionado! Pero, pues, qué se va a hacer… A lo mejor en la joyería del pueblo venden baterías, ¿verdad?», cuestionó acongojado.
La corporación expresó su pesar por tener que cerrar y declaró que no tuvo alternativa porque «vendiendo baterías y kits de electrónica que solamente compran adolescentes nerds que quieren que los golpeen en la escuela, no se tiene un modelo de negocio sostenible».