La compra de tanto árbol navideño –que algunas fuentes calculan podría ascender a más de $15,000 dólares— es solo el último gasto imprudente que el gobierno pretende hacer pasar como frugal. Según María de Lourdes Martínez, asistente del presidente senatorial Eduardo Bhatia, «En otros años se gastó un fracatán de chavos en decoraciones navideñas comerciales, pero en esta ocasión decidimos irnos chipitrónix y obligar a nenes de escuela pública de cada municipio a que decoren sendos palos. Por eso tienen que ser 78 árboles: 77 sería demasiado poco, y 79 sería tremenda ridiculez y una impensable gasta’era de chavos. Jelou, ya bastante ahorramos poniendo a trabajar a los estudiantes: ¿qué más podríamos hacer? ¿Comprar una cantidad más sensata de árboles? ¿De cuándo acá en el gobierno se hacen las cosas sensatamente?», cuestionó Martínez con lógica inexpugnable.
Por su parte, Eduardo Bhatia indicó que «ya es tradición eso de comprar un cojonal y medio de palos de Navidad, uno para cada municipio», y que su administración no sería la primera en romperla. «Sí: acá entre nos, sería más fácil si no tuviéramos tantos malditos pueblos», declaró Bhatia. «No solo porque nos ahorraríamos par de billetes en esta comprita de árboles navideños, sino porque podríamos deshacernos de par de puebluchos innecesarios cuyos nombres no mencionaré… *tos* ¡Carolina! *tos*». Al preguntarle a Bhatia por qué había que comprar pinos de Navidad, punto, cuando el gobierno no puede constitucionalmente favorecer una religión sobre otra, este replicó: «Jaja, ¿y tú crees que la gente está familiarizada con el Artículo II, Sección 3 de la Constitución de Puerto Rico como para reclamárnoslo? Además, ¡poner en el Capitolio símbolos religiosos asociados tangencialmente con el nacimiento de Jesús es indudablemente la violación constitucional más inocua y adorable que el gobierno comete todos los años!».