Craig Spencer contrajo el virus del ébola en Guinea mientras trabajaba como un «doctor sin fronteras» –que no es el título de una novela venezolana, sino una organización benéfica donde galenos alrededor del mundo van a países tercermundistas a meter mano con crisis de salud mientras el resto de nosotros nos limitamos a firmar peticiones en línea y a darle «Like» a enlaces en Féisbuc. Spencer regresó a Nueva York y al par de días comenzó a sentir síntomas de la enfermedad –no sin antes correr de arriba pa’bajo por toda la ciudad en una sola tarde y crear pánico entre millones de nuyorquinos quienes, alentados por los medios noticiosos, estaban seguros que serían la próxima víctima del virus. «No dejaré que la ciencia y los hechos médicos sobre el ébola me tranquilicen», aseguró el ciudadano promedio. «¡Mientras haya un solo reportero en CNN corriendo como gallina degollada y atemorizándome con patibularias predicciones sobre la epidemia, actuaré como si el fin del mundo fuera ahora mismo!».
El hecho de que ya el último paciente de ébola en los Estados Unidos se haya curado fue «una tremendo bad-trip» para los directores de medios noticiosos alrededor de la nación. «Maldición: ¡se nos acabó la guachafita!», exclamó con zozobra Frederick Hughes, productor noticioso en la cadena CNN. «Llenar 24 horas con noticias no es fácil: en el mundo no pasan tantas cosas importantes como para generar programación para un día completo. Bueno, hablando claro, sí pasan cosas importantes en otras partes del mundo, pero el americano promedio ni las entiende ni le importa… ¡y nosotros no estamos aquí para educar a nadie, sino para vender espacio publicitario!». Los pocos casos aislados de ébola en la nación americana –o, como lo vendieron los medios, «EBOLA-GEDDON 2014: WE’RE ALL FUCKED!«– fueron una fuente fácil para generar contenido noticioso y atraer teleaudiencia usando los métodos veteranos de: exagerar el riesgo de contagio de la enfermedad; extrapolar el peor caso de la epidemia a niveles casi criminales; y traer paneles de «expertos» hablando mierda en vez de ofreciendo información útil. «¿Qué se supone que hagamos ahora?», se lamentó Hughes. «¿Buscar sucesos relevantes que traer a la atención del pueblo, o hacer trabajo investigativo para desenmascarar actividades ilícitas del gobierno? Eso cuesta trabajo y no deja chavos: ¿no podría mejor alguna actriz diseminar sus fotos desnudas o algo así?».
Las cadenas CNN, MSNBC y Fox News presentaron un frente unido ante el gobierno exigiéndole que «permita que se prolifere alguna otra enfermedad con algún nombre bien metemiedo, o al menos que algún laboratorio militar reporte haber perdido una probeta con ántrax, viruela o gripe aviaria para que nosotros podamos especular sobre su paradero y sembrar el terror». Por el momento representantes de la Casa Blanca rechazaron estas peticiones de los medios noticiosos, aunque no descartaron que, si las cosas empiezan a salirle mal al presidente Obama, de buenas a primeras empiecen a reportar haber recibido cartas llenas de un misterioso polvito blanco (o cualquier otra cosa que entretenga al pueblo americano con estupideces y lo distraiga de cosas verdaderamente importantes).