«Aquí nadie debe temer nada, porque nada cambiará», aseguró Harry Reid ante las decepcionadas huestes demócratas. «Durante los pasados años el congreso no ha hecho tres carajos: legislaciones que una cámara aprobaba la otra ni siquiera la traía a votación, y aquí en el senado los republicanos han hecho más filibusters desde el 2008 que en el resto de la historia de la nación (incluyendo una ocasión en que Mitch McConnell –presumo que solo por trolearnos– le hizo un filibuster a su propia propuesta). Y ahora que los republicanos tendrán una tenue mayoría en el senado y en la cámara de representantes, el congreso tampoco hará tres carajos, entre filibusters demócratas y vetos presidenciales. ¿No se alegran de haber esperado dos horas en fila para emitir su voto?», rio Reid irónicamente.
Por su parte, el Muppet antropomórfico / senador republicano de Kentucky (y futuro presidente del senado) Mitch McConnell celebró su victoria: «Esta embarazosa derrota no pudo haberle sucedido a un mejor partido que al Partido Demócrata: si son tan flojos que no pueden hacer nada ni siquiera cuando están en mayoría, que le cedan el espacio a políticos que son más listos que las arañas y saben aprovechar su poder. ¡Apártense, canto ‘e clecas, que nosotros sí que no vamos a comer cuentos!». Mientras se paseaba casualmente por la oficina de Harry Reid y tiraba al suelo las decoraciones que no le gustaban, McConnell añadió: «Y a los votantes demócratas les exhorto a que no se azoren: ¿saben esa sensación de impotencia que sienten de que sus representantes en el congreso no tienen los cojones para imponerse y pasar legislación que avance sus intereses liberales? ¡Pues seguirán sintiéndola, solo que al menos ahora los demócratas tendrán una buena excusa para no poder lograr hacer tres carajos!».