El AFF –cuya existencia ni siquiera su propia madre conocía unas semanas atrás– se autodescribe como «una organización que se enfoca primordialmente en educación no partidista y en defensa de importantes asuntos nacionales» –aunque a primeras luces parece más bien un blog para que mimados conservadores adinerados despotriquen sobre todo lo que no les beneficie económicamente. Por alguna razón inimaginable, hace par de semanas dicha organización enfiló sus cañones contra el gobierno de Puerto Rico, tildándolo de corrupto y declarándolo un lugar incierto para inversionistas, pretendiendo prevenir de esta manera que establecieran negocios en la Isla los tres magnates estadounidenses que ya conocían sobre su existencia.
Incapaces de perder una oportunidad promocional como esta y aferrándose al lema de que «cualquier publicidad es buena publicidad», la Compañía de Turismo ideó una campaña «que exalta los rasgos que hacen que nuestra pequeña islita caribeña se asemeje a naciones mucho más grandes y reconocidas mundialmente, tales como Argentina y Venezuela». Natanael Pereira, director de la campaña «Puerto Rico: ¡paraíso de la corrupción!», explicó que «antes de los anuncios que el AFF sacó en el Wall Street Journal, el ricachón estadounidense promedio seguramente no sabía de la existencia de Puerto Rico… ¡ni mucho menos había considerado que podría ser un lugar para invertir! Y, gracias a esos anuncios que barrieron el piso con la administración de Alejandro García Padilla, ahora saben hasta el nombre del gobernador de Puerto Rico. Bueno, lo saben a medias, porque gringos al fin, se refirieron a él como ‘Governor Padilla‘… ¡pero peor es na’!».
Los anuncios que próximamente publicará la Compañía de Turismo están destinados «a todo adinerado hombre de negocios que siempre ha querido convertir su riqueza en influencia gubernamental –sin tener que preocuparse por detallitos menores tales como la legalidad del asunto». El American Future Fund pintó a la Isla como un lugar donde no se respetan las leyes establecidas ni la Constitución de los Estados Unidos, un hecho que Turismo posicionará como «herramientas indispensables para empresarios que buscan dónde invertir su dinero sin que le vengan con pejigueras tales como ‘regulaciones económicas’, ‘auditorías financieras’ o ‘investigaciones policiacas'». Pereira concluyó: «Si el AFF nos hizo el favor de vendernos como el Viejo Oeste caribeño, haremos de tripas corazón e intentaremos mercadearnos como la meca para quienes amarían invertir en Venezuela o en Argentina, si solo la moneda fuera el dólar y los vuelos no fueran tan largos. ¡Que vengan a Puerto Rico, donde lo único que es más paradisiaco que nuestras playas es nuestra corrupción gubernamental!».