Según Residente, la destrucción de su lujoso vehículo de motor servirá como un rechazo simbólico a «los ostentisidades que existen en el mundo«, explicando que en vez de venderlo para generar más fondos para los necesitados prefirió entrarle a batazos al vehículo de $150,000 porque «este mensaje no tiene precio» –un hecho que las personas diestras en las matemáticas seguramente podrían disputar fácilmente. «Cuando le caiga encima a golpes a mi Maserati usando un bate que me regaló Willie Mays y vistiendo el uniforme de Roberto Clemente, eso enviará un poderoso mensaje a mis fanáticos», aseguró el cantante / activista aficionado. «Digo, no sé cuál carajo es ese mensaje, ¡pero lo importante es que capté la atención de la prensa!».
Igualmente deseoso de que los periódicos mencionen su nombre, el reggaetonero Nicky Jam se apresta a destrozar su Kia Pride de dos puertas durante la grabación de su próximo video. «Papi, este carro ha sido mi bebé desde el 1992, cuando lo compré usado en Losada Auto», rememoró el casi olvidado intérprete de música urbana. «No sé ni decirte cuántas yales llegué a meter en el asiento de atrás, ¿vi’te?», rio pícaramente, añadiendo: «Aunque, hablando claro, no creo que haya sido más de dos a la vez, a menos que hayan ido bien espachurrá’s. Nada, el punto es que tienen que ver mi video para que se enteren de cuántos batazos hay que meterle a un Kia del ’87 para hacerlo añicos (spoiler alert: son más de dos y menos de cuatro)».
Literalmente pares de asiduos fanáticos de Nicky Jam esperan con ansias locas su nueva producción discográfica, titulada «Todavía Vivo». Se rumora que, para completar el copiete descarado y de segunda categoría del video de Calle 13, mientras Nicky Jam destruye su ajado vehículo de dos puertas (usando el bate de Ricky Ledée), el cantante tendrá puesto el uniforme de Rey Sánchez mientras se fuma un gallito de la cosecha de Piculín Ortiz.