«¡Se hizo justicia! ¡Sin duda alguna! ¡No se necesitaba ser abogado pa’ saber que eso se caía de la mata!», exclamó Juan Padilla, graduado de la escuela de leyes que indudablemente tiene recintos en cada barrio de la Isla. «¡Ya era hora que un rico pagara por sus fechorías! ¡No pudo el dinero contra la vergüenza! Y ahora que se prepare Ana Cacho, que es la que falta. Si este caso ha demostrado algo es que se puede conseguir la justicia –y por justicia quiero decir la conclusión a la que ha llegado un pueblo que no estuvo ahí para saber lo que pasó», aseguró el letrado pueblerino con el cual concurren tres millones de abogados secretamente graduados en Puerto Rico.
Aunque no se sabe dónde se encuentra esta escuela de leyes que produce tanto abogado, se reporta que el gobierno ya está buscando cómo cobrarles impuestos a estos letrados por sus invaluables opiniones y poder así cuadrar caja.