Un artículo en El Nuevo Día tiró al medio a cinco familiares del gobernador que laboran en distintos puestos gubernamentales, aunque, a pesar de su titular medio bochinchoso, este no llega a insinuar explícitamente que mediaron favoritismos a la hora de otorgar dichas plazas. Es más, el impacto inicial del titular se degrada rápidamente de un alarmado «¡Anda pa’l cará’!» a un más sosegado «Ah, pues bien» cuando el artículo explica que dos de dichos parientes ocupaban sus cargos desde antes de la incumbencia de García Padilla. No obstante, esto no impidió que hordas de «Garcías» y «Padillas» alrededor de la Isla pidieran tiempo igual, declarándose primos lejanos, tíos lejanos y hermanos lejanos del gobernador.
«Yo ni me gradué de escuela superior y no sé hacer mucho más allá de ver televisión y beber», confesó Luis García Jiménez, «pero soy ‘García’ y por ende estoy emparenta’o con el gobe: ¡eso tiene que servir pa’ algo!». Al leer que Ricardo Colón Padilla, primo de gobernador y director de la Oficina de Medicaid en el Departamento de Salud, mantuvo su posición a pesar de ser culpable de haberle mentido al FBI y al IRS, García Jiménez exclamó: «Si incluso habiendo sido convicto por meterle las cabras a los federicos este primo mío se consiguió tremendo puesto, ¡a mí que todavía no me han agarrado haciendo nada ilegal me tienen que poder dar tremendo guiso! Digo, hasta que me cojan en pifia… ¡y cuando eso suceda, más vale que me suban el salario!».
Por su parte, Laura Padilla García se cantó «prima lejana del gobe (por los dos la’os)», y espera que su doble parentesco le asegure «un jugoso puesto de confianza, pero que sea uno de esos con buen salario y pocas responsabilidades –aunque bueno, eso es como que redundante, ¿no?». Padilla García prometió que no tiene destreza alguna, pero sí tiene un gusto caro en ropa y prendas, «así que más vale que mi querido primo Ale me consiga un guiso antes de que MasterCard, Visa y American Express averigüen dónde vivo». Al preguntarle que qué tanto veía a su «querido primo Ale» antes de venir a pedirle un puesto de confianza, Laura aseguró que «a cada rato: ¡en la televisión, en los periódicos, y en los puentes donde todavía no han quitado sus pasquines políticos de las últimas elecciones!».
El gobernador instó a sus parientes putativos a no vestirse, que no van, y les advirtió que no hay cama pa’ tanta gente –y que, hablando claro, apenas hay cama para la gente que ya está ahí; que el cuarto es súper chiquitito y apesta a sicote; y que la casa está ardiendo en llamas.