«Me da mucha pena el escándalo que he formado», aseguró Oprah Winfrey con evidente desilusión. «Jamás se me hubiera ocurrido que si Oprah Winfrey acusa a una tienda de racismo, en vez de amanecer turbas en dicho establecimiento y que le prendan fuego al sitio, simplemente se forma un escándalo mediático mundial. Lo lamento mucho, blanquita racista de mierda», se disculpó el magnate televisivo. «La próxima vez digo dónde queda la tienda y específicamente qué tipo de gasolina utilizar. No se me vuelve a pasar esa», aseguró risueña.
Winfrey finalizó diciendo que era «innecesario que el país de Suiza entero se disculpara» con ella, y que con establecer la versión suiza de The Hunger Games en su honor basta.