«¡Pues sí! ¡Llegó el día! ¡Me voy! ¡No hay marcha atrás! ¡Ya mismito!», exclamó el representante en voz bien alta cuando entró al capitolio para su último día de «labores», mientras absolutamente nadie le prestaba atención y seguían su día como si ná’. «Pues… ¡ok! ¡Voy para mi oficina! ¡A recoger mis cosas! Si alguien tiene algo que decirme o pedirme, pues… ¡ahí estaré! ¡Todo el día porque no he empacado nada por si alguien…necesita algo!», declaró cabizbajo.
Por otro lado, una encuesta informal de El Ñame reveló que la mayoría de los entrevistados están entusiasmados con la idea de que Eduardo Ferrer aporte al fisco de Puerto Rico si logra ganarse el jugoso salario que aparentemente espera ganar como ciudadano privado. Invariablamente, cada entrevistado tiró una rabieta cuando cayeron en cuenta que probablemente el jugoso salario vendrá de algún contrato con el gobierno.