Aunque la bufanda expresó estar satisfecha por el resultado de la votación, aseguró que preferiría que su dueño no la use cuando comparece en el hemiciclo. «Yo sé que soy de lo más pipirisnáis y estilosa y entiendo por qué Cuco no me deja de usar ni en las cuestas», admitió la prenda de vestir sin pudor alguno, «pero honestamente no me gusta estar rodeada de tanto legislador homofóbico y cabecihueco. Prefiero mil veces comerme un cable sola y abandonada en el gavetero: ¡al menos ahí no tengo que escuchar a Thomas Rivera Schatz balbuceando excusas fatulas de por qué le está votando en contra a una ley que simplemente intenta eliminar el discrimen!».
La fina chalina sí consintió, sin embargo, a que su dueño se la ponga el día que la Cámara de Representantes también apruebe la medida antidiscriminación: «Aunque no haga frío ese día, sino una calor de los mil demonios, ¡eso sí que no me lo quiero perder yo!».