El representante del PPD Eduardo Ferrer admitió que la medida para quitar el beneficio de la dieta «está en veremos — en el sentido de que ‘pronto veremos a nuestra delegación votándole en contra'». Ferrer fue más allá y defendió el privilegio, arguyendo que es una manera de incentivar «a legisladores de pueblos de la Isla que no se darían el viaje hasta la Losa simplemente para hacer su trabajo y cumplir su deber constitucional votando por alguna trapo de ley. Ahora bien, si les dices que le vas a pagar el almuerzo y la cena en algún restaurancito de lo más pipirisnáis en SoFo, entonces quizás sí se metan en esta olla de grillos que es San Juan». Ferrer exhortó al Pueblo a que no vea la actitud de la delegación popular como la ruptura de una promesa de campaña, sino más bien como una lección electoral: «En otras palabras, ¡mala de ustedes si votaron por nosotros sin entender bien a qué nos referíamos!».
Jaime Perelló, Presidente de la Cámara, explicó que «si en la plataforma de la Pava hay un compromiso de eliminar la dieta, es simple y sencillamente porque es ridículo ponerse uno a bajar de peso y comer menos cuando a nosotros los legisladores nos dan dinero ajeno para comer: ¿en qué cabeza cabe? Eso de pasar hambres es de gente pobre, y si quisiera ser pobre, ¡jamás me hubiera metido a político!», rio con una sonrisa de complicidad. Perelló declaró que, conforme a la palabra empeñada, cesará inmediatamente de seguir el régimen de Jenny Craig que estaba siguiendo hasta hace poco y se dedicará a «lechonear descaradamente con chavos del Pueblo… ¡nada de dieta aquí, se los puedo asegurar!».
Por otra parte, María Milagros Charbonier, representante por el Partido Nuevo Progresista, indicó que ella también seguiría cobrando el cheque de la dieta «con un gusto cabrón», insistiendo que el paupérrimo sueldo de $3,400 mensuales que cobra como legisladora se le queda en una muela. «¡Menos mal que la Legislatura me paga las comidas!», exclamó azorada la representante vestida de harapos mientras calentaba sus manos sobre una hoguera cual huerfanita de novela de Charles Dickens. «Si no fuera por eso, y el salario que pagan, y el carro que me dan, y el celular que me regalan, ¡estaría en la prángana! ¿Qué, se supone que guíe desde lejos a mi trabajo y me pague mis tres comidas diarias como si fuera cualquier Juan de los Parlotes, en vez de una legisladora jai jóyet cuyo apellido suena a nombre de champaña fina?».
Al intentar entrevistar sobre el asunto de la dieta a Jennifer González, expresidenta de la Cámara de Representantes, ella rápidamente atajó la pregunta y sentenció: «Ya sé por dónde viene ustedes: ¡no se hagan los graciositos!».