El velatorio del difunto Macho Camacho sirvió como trasfondo para que cafres alrededor de la nación pudieran reunirse, presentar sus respetos al fenecido campeón, y luego descender al tipo de comportamiento bajuno y vergonzoso por el cual son famosos. «¡Qué bien hicieron los organizadores de la reunión este año de celebrarla aquí!», exclamó Doña Julia Martínez, quien llegó al velorio en sus chancletas mete de’o y con la cabeza cubierta de rolos. «Nosotros los cafres no tenemos reparo alguno en armar trifulcas y formar griterías hasta en los funerales de figuras públicas. ¡MERA, CANTO ‘E C—-, DÉJAME PASAR, SO P—–, SI NO QUIERES QUE TE P—- LAS T—- CON TO’ Y C—-!», le solicitó encarecidamente Doña Julia a su hija de cinco años para poder acercarse a la mesa de los piscolabis.
La Reunión de Cafres 2012 fue todo un éxito debido en gran parte a todas las garatas chabacanas que tuvieron lugar a escasos pies de la figura pública siendo velada, la más burda de todas siendo la haladera de greñas que se dio entre dos exparejas del Macho Camacho, Cynthia Castillo y Gloria Teresa Fernández. Aunque no es claro quién fue la que tildó a la otra de prostituta primero, lo cierto es que ambas tuvieron que ser separadas por los presentes cuando la discusión se tornó física. «Yo vine aquí por en modo de duelo debido a la muerte de mi hombre», explicó Castillo, la más reciente novia del púgil, «pero de ‘estar triste’ a ‘estar encabroná» no hay más que un paso si viene una fleje arrabalera a buscarme bulla, ¿vite?».
Otro de los pintorescos sucesos tuvo lugar cuando un amigo de la familia, Jorge Lozada, por poco se mete a los puños con el exboxeador Wilfredo Vázquez Sr., cuando el primero se interpuso a la esposa de Vázquez cuando esta quiso darle el pésame a la madre de Camacho. «A mí nadie me pidió que sirviera de bouncer en este velorio», explicó Lozada, «pero como yo soy casi hermano de crianza del Macho Camacho (y además, un cafre con sed de protagonismo), me autoricé a mí mismo a guapeármele a cualquier persona que intente acercarse mucho a la familia. Y a quien piense que eso es una ridiculez propia de un bucéfalo bravucón con ínfulas de grandeza — ¡jelou, claro que lo es! ¡Pero que no me lo digan en la cara, porque si no formo un fostró aquí mismito!».
La congregación cafronda, por otro lado, fue vista con buenos ojos por todos los puertorriqueños que no hicieron acto de presencia en el funeral. «No recuerdo la última vez que pude pasearme tranquila por el casco de Río Piedras sin que algún atorrante se acercase a atorrarme», se maravilló una residente capitalina. «¿No pueden hacer una Reunión de Cafres todos los días, pero en parajes lejanos de la Isla que sean fáciles de evitar? ¡Les recomiendo Caja de Muertos o Desecheo!».