En la trigésimo novena edición de Clamor A Dios, Raschke emitió una guía de votación a sus seguidores y a los representantes del gobierno ahí presentes, instándolos a votar en contra del aborto, la eutanasia y el matrimonio del mismo sexo. «No es que Jesús obligue a sus seguidores a tomar posturas políticas particulares para poder entrar al Reino de los Cielos», aclaró píamente el Reverendo, «es que yo obligo a los políticos a votar como yo les diga si es que quieren salir reelectos». Acto seguido, Raschke comentó, como quien no quiere la cosa, que sus zapatos podrían usar un poco de brillo, que su carro necesitaba una buena lavadita, y que esa ropa que ya estaba lista en el laundry no se iba a recoger sola.
«Raschke habla y yo obedezco», admitió Luis Fortuño, gobernador del pueblo de Puerto Rico y cargamaletas de sus líderes evangélicos. «Quiero que quede claro que un líder más religioso que yo hay que mandarlo a hacer, y que acataré fielmente cualquier edicto de cualquier pelele que se autodenomine ‘pastor’, ‘reverendo’ o ‘apóstol’… y ahora, si me disculpan, tengo que servir el mondongo que el Reverendo me pidió sesgadamente que le preparara, porque se está enfriando», concluyó el Gobernador, mientras Raschke se quejaba porque no veía mucha toallita en el caldero.