Se reporta que el jefe de la AEE tiene un salario que asciende a los $300,000 anuales incluyendo los polémicos bonos, cantidad que quizás le permitiría al Gobierno contratar a varios individuos que que sí sepan lo que están haciendo. Mientras tanto, miles de empleados cuyo desempeño es igual de paupérrimo que el de Cordero han alzado su voz de protesta, reclamando que «si el Gobierno va a compensar a un jefe de agencia que no ha hecho nada para merecérselo, ¡que afloje billete pa’cá también, que pa’ ineficientes, nosotros!».
Miguel Cordero defendió los dos bonos de productividad de $40,000 que recibió, enumerando las mejoras que él ha traído a la Autoridad de Energía Eléctrica y preguntando por qué iba a sacrificarse él. «Nuestros esfuerzos han logrado acercar más a los miembros de las familias puertorriqueñas, quienes no tienen nada mejor que hacer que hablarse cuando se va la luz. También hemos aumentado el sentido de hermandad que existe entre los vecinos que se ayudan los unos a los otros en lo que a una de nuestras brigadas le da por venir a reparar las averías. Finalmente, los aumentos en las facturas de luz han ayudado a destinar más fondos al erario (¡que tanto los necesita!) y menos a las boberías en las cuales la gente hubiera despilfarrado su dinero, como comida, vivienda o educación privada para sus hijos. ¡De nada, Puerto Rico!».
El Superintendente de la Policía, Emilio Díaz Colón, fue uno de los que expresó interés en obtener una inmerecida compensación adicional: «Sé que no he estado en mi puesto mucho tiempo, pero si están regalando chavos por no haber logrado ningún objetivo tangible, quiero guisar yo también. La AEE lo que tiene es un desmadre de proporciones jenniffergonzalísticas: un alambrado tercermundista, una red que se cae con una brisita y para colmo lo que ha hecho es subir cada día más el costo de la luz. Pero si comparan eso con la ola criminal que arropa la Isla y lo incapaz que ha sido la Policía de bregar ni con los criminales ni con la ciudadanía en general, ¡yo me merecería el doble de lo que le dieron a Cordero! ¿O ya se olvidaron de cierto informe del Departamento de Justicia que puso a la Policía de Puerto Rico como chupa…? Eso no fue todo bajo mi incumbencia, claro está, ¡pero si están regalando chavos a quien no se lo merece, no les diré que no!».
Al reclamo se unieron miles de empleados gubernamentales a todos los niveles, quienes aseguran que llevan «dando el mínimo y trabajando de mala gana por años» sin que su apatía sea remunerada pecuniariamente. «Yo llego a las diez de la mañana y me voy a las cuatro de la tarde», aseguró desafiante una empleada de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, «y eso es después de un almuerzo de dos horas y luego de haberme pasado el día entero chismeando con mis compañeros de trabajo y siendo repugnante con los abonados. ¿Dónde están mis chavos? ¡Yo quiero ese bono y es ya, que quiero conseguirme par de carteritas Britto antes de que las terminen de sacar de las tiendas!».
Por su parte, el gobernador Luis Fortuño quiso calmar los ánimos caldeados ordenando que en la AEE haya «cero bonos a nadie» y que se le baje el sueldo a todos los empleados, «desde el que más gana, hasta el que menos gana», pasándose así por el forro el convenio colectivo que existe con los trabajadores de la agencia hasta el 2012. «Le pido al Pueblo que me ayude a ponerle presión a la Autoridad para que mi orden se cumpla, porque si algo hemos aprendido en este cuatrienio es que esta Administración se desvive por hacerle caso a todos los reclamos del Pueblo», indicó el primer mandatario sin un ápice de ironía.