El presidente Barack Obama visitó ayer la Isla en un viaje que algunos describieron como «histórico» y «orgásmico», y otros como «efímero» y «totón». Lo innegable es que, con motivo de la visita presidencial, el gobierno de turno puso la casa en orden, pavimentando carreteras a paso acelerado y pintando residenciales a diestra y siniestra, seguramente para hacerle creer a Obama que en esta olla de grillos al menos las carreteras no tienen hoyos y los caseríos huelen a pintura fresca. Muchos, sin embargo, temen que luego que el Presidente lo siga de largo las cosas vuelvan a ser como eran antes, y por eso unos residentes de Loíza han efectuado un plan que ha engañado a Fortuño «para que continúe pensando que tiene que seguir agradando al Amo todos los días del año».
«Yo no puedo tolerar que esta Isla vuelva al estado que estaba antes que viniera Obama», declaró Adolfo «Cuco» Couvertier, residente de Loíza. «Por ejemplo, hace unos días vi una brigada de Transportación y Obras Públicas tapando unos joyancos en la Baldorioty de Castro que son más viejos que mi nena, que se acaba de graduar de high. Ahora que se fue Obama, todos sabemos que las carreteras volverán a ser más accidentadas que el cutis de Carlos Romero Barceló, así que la solución es sencilla: ¡hacerle creer a Fortuño que Obama está aquí todavía!». El ingenioso plan reclutó a varios voluntarios loiceños quienes, como son negros, «serán virtualmente indistinguibles del presidente Obama — ¡al menos ante los ojos del blanquito de Fortuño!».
«Para completar la treta, cada voluntario se pondrá una orejas dumbescas pintá’s de negro y un traje con corbata, y con eso el Gobernador creerá que el Presidente está en Puerto Rico todavía», aseguró Couvertier, quien es no solo el líder de esta avanzada, sino el primer voluntario que lleva impersonando a Obama desde su supuesta partida ayer. «Diría que estoy seguro que para el Gobe todo lo prieto sí es morcilla… ¡pero honesamente no creo que él sepa ni siquiera qué es morcilla!». Los distintos voluntarios loiceños intentarán hablar lo menos posible durante el ardid «porque ninguno de nosotros habla mucho inglés y tememos que alguien nos descubra — ¡a menos que solo nos topemos con gente como Roberto Arango, claro está!».
Por su parte, el gobernador Fortuño manifestó estar «sorprendido pero encantado» que el presidente Obama aparentemente haya decidido quedarse en la Isla. «Yo pensé que él se había ido ayer por la tarde«, confesó algo confundido el Gobernador, «pero debe ser que le gustó tanto el trato atento que le dimos y los deliciosos piscolabis que le ofrecimos en las actividades de recaudación de fondos que fingió su partida para quedarse un rato más aquí con nosotros». Fortuño también indicó que ha recibido noticias que el Presidente se ha dado la vuelta por varios pueblos de la Isla, «lo que me está bien raro, porque nosotros no lo llevamos a ninguno de ellos, y más bien le hicimos pensar que toda la población de Puerto Rico estaba en el área metro en vez de en esos puebluchos montunos».
En efecto, los voluntarios se han asegurado que haya habido avistamientos obamenses por todo Puerto Rico para que no le quede más remedio a Fortuño que mandar brigadas de ornato a todos los municipios y mantener la infraestructura de toda la Isla en perfectas condiciones. «No sé cómo no se nos había ocurrido esto antes», confesó Couvertier mientras modelaba su disfraz de Obama frente al espejo. «A esta Administración le importa un carajo lo que opine la ciudadanía o lo que pida el Pueblo — ¡pero con tal de mantener al Gringo Mandamás contento, son capaces hasta de hacer su trabajo como Dios manda!».