«La Universidad tiene que fomentar la discusión de ideas irrespectivamente del sector del que provengan», explicó Guadalupe sobre la justa iniciativa. «Por lo tanto, en aras de fomentar el ambiente de diálogo que nos caracteriza, hemos designado distintas áreas dentro de las cuales estará permitido expresarse libremente a cualquier estudiante revoltoso y pelú’ que no quiera entender que ‘Ana G. Méndez’ no es sinónimo de ‘demonio'», añadió la Rectora, quien identificó como áreas adicionales de expresión pública cualquier carretera altamente transitada que cuente con un flujo continuo de camiones con frenos defectuosos.
La Rectora justificó la heroica intervención de la Policía durante la madrugada del jueves, en la que efectivos de la Uniformada restablecieron el orden y la seguridad en el prácticamente vacío recinto expulsando un grupo de soñolientos pero altamente sospechosos estudiantes que residen dentro de la institución: «Esos vándalos y terroristas lo más seguro estaban recuperando fuerzas luego de dañar los candados y cerraduras de los salones de clase. ¡Pero que no se preocupen, que les tenemos reservada un área de expresión pública en las pailas del infierno!», aseguró la rectora, demostrando una vez más la sensatez y tolerancia que han caracterizado su labor hasta el momento.
Por su parte, Julio Albizu Pesquera, hijo, presidente del Consejo de Estudiantes, denunció la designación de áreas de expresión pública como un precedente peligroso para el movimiento estudiantil: «Esto de las áreas de expresión pública es un atropello. No, en serio, es un atropello: ¡no habíamos ni comenzado a marchar en la autopista que nos designaron y por poco nos aplasta un camión de cemento! Es bien peligrosa esta política porque atenta contra el movimiento estudiantil, ¡literalmente!», sostuvo Albizu Pesquera, quien estuvo entre el grupo afortunado de estudiantes a los que no le tocó manifestarse a las cinco de la tarde en la Avenida 65 de Infantería.
El líder estudiantil catalogó de inexplicable que la rectora Guadalupe se resista a dialogar con la comunidad universitaria: «Yo no se por qué no quiere escucharnos. Es como si creyera que no tenemos nada serio que comunicarle. Pero que sepa que insistiremos, y cuando acceda a atendernos acudiremos al diálogo con la seriedad que caracteriza los argumentos del movimiento estudiantil», reclamó Albizu mientras levantaba un cartelón que leía «¡Ana, recógete a buen vivil, vieja puellllllllca!».