El Vaticano, La Santa Sede – No contento con haber despotricado contra el uso de los preservativos como método de prevención del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) en los países africanos, el Papa Benedicto XVI se ha dedicado a escribir un libro titulado «El Papa Opina Sobre Todo» donde exhibe su peculiar capacidad de hacer declaraciones terminantes sobre temas de los que no conoce nada.

En su visita a los países africanos de Angola y Camerún el pasado 17 de marzo, el Papa John Ratzinger declaró ante preguntas sobre la posición de la Iglesia Católica sobre el uso de condones que éstos no sólo no pueden resolver el problema de la epidemia del SIDA, sino que lo agravan. Dichas declaraciones causaron una ola de furor en varios países del mundo, quienes criticaron que siendo alrededor de 68% el porcentaje de pacientes de SIDA en el África subsahariano, les parece inaudito e irresponsable que se le dé más incentivo a esa población para que no se proteja con preservativos, sobre todo cuando grupos científicos independientes afirman que los condones son eficaces en impedir la transmisión del VIH. «Me reafirmo en que la solución final para los africanos y la epidemia del SIDA es que dejen de usar preservativos», aseveró Herr Papa. «Total, no entiendo por qué tanto salpafuera con mis comentarios, dado que todos sabemos los africanitos ni hablan cristiano: ¡de seguro casi niguno de ellos entendió una palabra de lo que dije!». Contrario a su suposición, los africanos sí entendieron las aseveraciones del Papa, aunque muchos aseguraron que las ignorarán dado que «esos condones multicoloridos con sabor a esquimalitos son a veces nuestra única comida del día».


Condones: agravantes del problema del SIDA (junto a las posiciones retrógradas de la Iglesia Católica)

El Papa tomó la reacción mundial a sus expresiones con una dosis masiva de Amiplín 500 y, envalentonado por sus doctas pronunciaciones en los campos de la medicina y la sexualidad humana, decidió que ya era hora de publicar un libro que llevaba escribiendo en secreto desde hace años, titulado: «El Papa Opina Sobre Todo», en el cual pretende ofrecer su punto de vista sobre temas variados del mundo actual, sin importar su nivel de conocimiento sobre éstos. «Lo mejor de todo», confesó pícaramente Benedicto XVI, «es que no tuve que hacer ni una pizca de investigación para el libro, al igual que hablé del efecto nocivo de los preservativos a pesar de no haber leído estudio alguno al respecto. ¡Ésa es la ventaja de ser infalible!». A pesar de que el dogma de la Infalibilidad Pontificia en realidad sólo dicta que el Papa no puede equivocarse en materias de la guía doctrinal de la Iglesia, Ratzinger dijo: «Declaro que la guía doctrinal de la Iglesia es que yo soy infalible en todas las materias. ¡Ya, todo listo!».


El Papa, raising the roof en celebración de su nueva infalibilidad total y absoluta

El Sumo Pontífice leyó algunos pasajes claves de su obra maestra, entre los cuales figuraban muy útiles consejos sobre la Electromecánica, como el siguiente: «Si los espares están haciendo que te falle el alternador, o la polea del abanico está causando que el carburador te jalonee, lo que tienes que hacer chequiarle la caj’e bolas al mofle». Raúl González, un mecánico experto y católico devoto, opinó que «yo nunca había oído esa recomendación, pero si el Santo Padre lo dice, no me quedará más remedio que seguir su divino consejo», y luego se puso a buscar dónde era que estaba la caj’e bolas del mofle. El Papa también proclamó sobre el tema de la Informática que «para lograr que una base de datos logre un tiempo de acceso lineal, bastará con recompilar los binarios con banderas de inclusión paralela, y recodificarlo todo en Perl», para el horror de todos los programadores de computadoras católicos, quienes hubieran preferido «reprogramarlo todo en BASIC o en Assembly que en foquin Perl«.

Leyendo del epílogo del libro, Ratzinger ofreció incluso una sugerencia al gobierno estadounidense para que «lograra salir de la prángana económica (¡si bien no moral!) en la que se encuentra sumido: ¡invéntense su propia secta religiosa! ¡Miren a ver si no le ha venido de perillas a los Cientólogos! Eso de la religiones es bien lucrativo», aseguró el Santo Padre, acariciando su cetro de oro mientras estaba cómodamente sentado en su trono de oro con cojines de oro.


Los guantes también son de oro (es que es oro blanco)

Por El Rata