Washington, D.C. – Luego de varios estudios económicos realizados por peritos en la materia, se ha descubierto que el causante principal de la actual recesión económica estadounidense no es el alza del precio del petróleo, ni el mal manejo de préstamos de bienes raíces, sino las mismas gráficas que demuestran a la economía yendo en picada.
Los expertos aseguraron que la respuesta fue tan sencilla que los tomó a todos por sorpresa. El economista Theodore Marshall explicó: «Después de pasarnos las horas muertas mirando gráficas denotando cómo la economía ha estado decayendo en los últimos años, finalmente se me ocurrió preguntar: ‘¿Qué tal si es que las mismas dichosas gráficas son las que están causando que la economía se nos vaya por el toilet‘? Y aunque suene totón, ¡ésa misma es la razón!». Marshall y su grupo de economistas intentaron explicarnos el proceso científico mediante el cual llegaron a tan sorprendente conclusión, pero utilizaron tanta jerga especializada que francamente nadie entendió lo que dijeron (incluso algunos de los mismos economistas). «Ustedes despreocúpense», nos aseguró Marshall. «El punto es que la Economía es una ciencia exacta y científicamente confiable, así que den por seguro que lo que le estamos diciendo ahora es cierto».
Aunque nadie sabe de qué carajos trata esta gráfica, el consenso es que no ha de ser nada bueno
Los economistas sí intimaron que ellos hicieron un exhaustivo estudio de los periodos de recesión y depresión en la historia de los Estados Unidos, y notaron cómo todos éstos coincidían con periodos en que las gráficas representando el progreso económico iban en picada. Por ejemplo, revisando los archivos de las gráficas de la economía durante la Gran Depresión en los 1930’s, Marshall descubrió gráficas que lucían espeluznantemente parecidas a las que se están viendo en la época moderna: «¿Qué mejor prueba que ésa de que esas gráficas son las que acarrean siempre la desgracia?», preguntó éste. El perito también concluyó que aunque dichas gráficas podían tomar varios aspectos (por ejemplo, de área o de barra, entre otros), su efecto nocivo se podía percibir de igual forma: «¡Y menos mal que no ha habido más gráficas de línea últimamente, porque ésas sí que son la changa!», exclamó Marshall con alivio.
«¡Anda pa’l carajo, mira cómo viene bajando ésa! ¡Corran! ¡Sálvese el que pueda!», exclamó Marshall despavorido
Incluso Jim Cramer, el fronterizamente esquizofrénico anfitrión del programa económico «Mad Money» en la cadena CNBC, estuvo de acuerdo con el hallazgo. «¡Yo lo venía diciendo desde años!», gritó enérgicamente Cramer, saltando sobre su escritorio. «Todos los economistas seguían haciendo sus predicciones en torno a estas gráficas que salían de la nada, sin darse cuenta que éstas son siniestras creaciones del Maligno para sumir a nuestra nación en el caos. Por eso yo sólo me dejaba llevar por mi Magic 8-ball para hacer pronósticos económicos, que es en realidad el método más fidedigno con el cual contamos. ¡Quién sabe si se hubiera evitado toda esta catástrofe si los supuestos expertos economistas en el ámbito de la banca hubieran usado cartas de tarot o leído hojas de té para determinar su estrategia de inversión!», opinó Cramer, quien, a pesar de parecer algo desquiciado, estaba haciendo algo de sentido.
Si los banqueros simplemente se hubieran concentrado y preguntado de nuevo, quizás la economía no estuviera ahora en la prángana
El presidente George W. Bush aprovechó el descubrimiento para ofrecer una explicación a su fallida administración: «¿Vieron que no fue culpa mía? ¡Son las dichosas gráficas esas, que de seguro si las miras bien, son creaciones demócratas ultra-liberales! Es por culpa de esas líneas que la condición de la nación durante mis dos términos como presidente parece tan desastrosa: ¡si la línea fuera recta en vez de ir vertiginosamente en picada, no parecería que la cagué toda!», indicó Bush con lógica indiscutible. Al preguntársele que si su administración tomaría cartas en el asunto ahora que se ha encontrado la causa de la crisis financiera, Bush respondió: «Ustedes saben que el primer instinto de mi gobierno sería el de no hacer tres carajos y dejar que el Mercado Se Encargue De Todo™, pero no contábamos con gráficas con poderes francamente sobrenaturales: claramente tendremos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para dejar de estar a la merced de esas viles gráficas».
Esta gráfica psicodélica, seguramente producto del abuso de estupefacientes, tiene los días contados, según la Casa Blanca
La administración de Bush ya ha puesto en vigor algunos planes para tratar de lidiar con la situación, intentando ponerle fin al «reinado de terror de las hijuelas gráficas». Se adelantó, por ejemplo, que el Departamento de la Tesorería planea tenderles una trampa creando atractivos planos cartesianos (con ejes de «X» y de «Y» enchapados en oro) para tratar de atraer a la perversa línea en picada. «¡Y deja que la tengamos en nuestras garras», exclamó Henry Paulson, el Secretario de la Tesorería e imitador aficionado de Herman Munster, «que le vamos a dar una clase de water-boarding que pa’ qué te cuento!». Acto seguido, el vicepresidente Dick Cheney apareció de las tinieblas para aclarar: «Y recuerden: ¡el water-boarding no es tortura!», y luego se desvaneció misteriosamente en las mismas sombras de donde se había materializado.
El patibulario secretario Paulson, asustando a una viejita desde las alturas
En el ámbito local, el gobernador Aníbal Acevedo Vilá repitió la aseveración que hiciera el presidente Bush de que las gráficas al fin proveen una explicación a la mala situación económica actual. «Amigo puertorriqueño», comenzó el Gobernador, a pesar de que la mayoría de los puertorriqueños no son, en efecto, su amigo, «ya puedes ver cómo de nuevo la influencia del gobierno federal está afectando negativamente nuestro terruño isleño. Las gráficas económicas de la nación estadounidense están haciendo escante con la situación fiscal federal, y por consiguiente, la economía puertorriqueña sufre igualmente como una inocente víctima colateral. Menos mal que me tienes a mí a tu lado durante esta crisis, amigo puertorriqueño», concluyó el Primer Mandatario, «porque si hay alguien que puede pasarse entre las piernas e ignorar completamente lo que diga una gráfica, un estudio, o una encuesta, y hacer lo que le dé la gana, ¡ése soy yo!».