San Juan, Puerto Rico – A tan sólo una semana de haberse publicado los extraordinarios resultados obtenidos en las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico (PPAA) que demuestran que solamente la mitad de los estudiantes del sistema público fracasa en las materias básicas de enseñanza, el Secretario del Departamento de Guardería de Manduletes, Rafael Aragunde, anunció ayer que implementarán modificaciones adicionales al sistema de pruebas, con el objetivo de ajustarlas aún más a las realidades del estudiantado puertorriqueño. Tanto expertos como estudiantes aplaudieron la iniciativa, catalogando estas «nuevas técnicas pedagógicas» como «definitivamente, la única forma en que esos animalitos pasarían las pruebas».
Uno de los brillantes estudiantes de nuestro sistema de educación pública, mientras busca afanosamente evidencia de que tiene cerebro. «Señora, pero qué inteligente, ¿ah?» «¿Quién, mi nene?» «¡No, el moco, que no se deja coger!»
El Secretario reclamó el crédito por el éxito obtenido ya que, según alegó, fue su administración la que identificó el problema inherente con las pruebas de aprovechamiento que se administraban anteriormente a los estudiantes del sistema: «Sin duda alguna las pruebas anteriores, diseñadas tomando en consideración condiciones ajenas a nuestras realidades, eran una medida totalmente injusta de las capacidades y potencial de nuestros estudiantes», dijo Aragunde, aparentemente refiriéndose al oneroso y arbitrario requisito anterior de que los estudiantes acudieran a la escuela y aprendieran español, matemáticas e inglés como segundo idioma. Aragunde añadió que las nuevas Pruebas Puertorriqueñas reflejan expectativas de desempeño más aceptables para nuestros estudiantes, ya que toman en cuenta factores tradicionales dentro del proceso real de evaluación de estudiantes, como el criterio universal del «Ay Bendito», utilizado especialmente para evaluar moroncitos que llevan tres años en tercer grado.
Aragunde añadió que los cambios a las pruebas de aprovechamiento son parte de las nuevas estrategias pedagógicas del Departamento, diseñadas para maximizar los recursos del Estado utilizándolos en aquellas cosas que realmente lo ameriten. «Ante la escasez de recursos que afecta a todas las agencias, el reto al que nos enfrentábamos se podía resumir de la siguiente manera: ¿cómo podemos gastar este cerro de millones de dólares de manera que parezca que lo estamos usando juiciosamente?», explicó Aragunde mientras demostraba una vez más su increíble habilidad para mantener la misma sonrisa estúpida congelada en su cara por tiempo indefinido. «Dicho de otra forma, nuestras alternativas eran invertir nuestros recursos en mejorar la calidad de la enseñanza a nuestros estudiantes, o crear un sistema ‘criollo’ de pruebas de aprovechamiento que reflejara mejorías irrazonables y artificiales en su nivel de aprovechamiento. Afortunadamente, como hace un montón de tiempo que nos rendimos con este chorro’e morones que tenemos como estudiantes del sistema, la decisión fue sorprendentemente fácil», explicó Aragunde sobre el meticuloso procedimiento de evaluación de alternativas disponibles.
El Secretario Aragunde, demostrando que ningún dolor de cachetes podrá lograr que deje de sonreír tan estúpidamente: ¡sufre, Ingrid Rivera!
Sin embargo, el Secretario aclaró que no está totalmente satisfecho con los resultados, ya que aunque demuestran una mejoría para cada nivel escolar en comparación con las pruebas anteriores, también sugieren la necesidad de «ajustar» las pruebas para atender problemas con el aprovechamiento académico a nivel de escuela intermedia y superior. «Luego de analizar cuidadosamente los resultados obtenidos en las PPAA, pudimos identificar un patrón bastante definido en el desempeño de los estudiantes: mientras más alto el nivel escolar, peores son sus puntuaciones en las pruebas», explicó Aragunde. «Las implicaciones de nuestros hallazgos son importantísimas: ahora sabemos que mientras el estudiante se encuentra cursando los grados primarios, más inteligente aparenta ser. O lo que es lo mismo, mientras más crecen, más morones quedan», añadió el Secretario, demostrando una vez más su impresionante capacidad analítica e indiscutible dominio sobre temas educativos. «Con estos resultados finalmente comprobamos que la edad del estudiante promedio del sistema público es inversamente proporcional al tamaño de su masa encefálica», acotó el Secretario, mientras mostraba los resultados a la prensa.
Capacidad intelectual de los estudiantes del sistema público, de acuerdo a las pruebas adminsitradas; no se ofrecieron detalles sobre los estudiantes de cuarto año porque alegadamente «no existe evidencia alguna de existencia de masa encefálica»
El Secretario aseguró que el Departamento ya cuenta con un plan para atender este problema, y aseguró que esperan conseguir en tiempo récord una mejoría significativa en el aprovechamiento académico de este segmento de la población estudiantil: «Para corregir este serio problema de estreñimiento cerebral, hemos decidido que todos los estudiantes desde quinto a undécimo grado tomarán pruebas diseñadas para estudiantes de segundo grado. De esta manera lograremos que todas nuestras reses adolescentes sólo tengan que aprender matemática de segundo grado, pero a la vez obtengan las mismas puntuaciones en las pruebas año tras año. A eso le llamo yo un ‘win-win situation‘», explicó un sonriente Aragunde.
De acuerdo al Secretario, las nuevas pruebas se administrarán a cerca del 99% de los 278,448 estudiantes en los grados de tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo y undécimo. El Departamento estimó que ya los estudiantes de décimo grado y cuarto año no eran corregibles, por lo que no debían malgastar recursos en ese grupo. «De esta manera podemos reservar nuestros preciados recursos para necesidades de mayor prioridad, como por ejemplo para establecer contratos fantasmas con abogados con conflictos de intereses que defienden gobernadores en problemas a nivel federal», dijo Aragunde, demostrando una vez más que los actuales funcionarios de gobierno definitivamente pasarían cualquier prueba de «aprovechamiento» con puntuaciones altísimas.