«Este debate fue la misma vaina de siempre, pero con el doble de los candidatos», aseguró Doña María Altieri, quien asegura no se perdió la transmisión «para que luego no me cuenten los dimes y diretes que siempre se forman». «Estaba el incumbente describiendo su gesta en términos fantásticos e ilusorios; el contrincante principal haciéndose el más guapetón y lanzando ataques personalistas; y los otros candidatos exponiendo ideas sensatas y prácticas que no importan porque ellos nunca saldrán electos. Qué rayos: ¡al menos el día de elecciones es feriado y puedo hacerme un dubi en casa sin tener que salir a la calle a ser un estereotipo boricua!».
El candidato que más dio de qué hablar fue Alejandro García Padilla, el principal contrincante del incumbente, quien llamó «cobarde» al Gobernador por rehusar mirar a la cara a Carlos Rivera Cruz, uno de los empleados cesanteados por la Ley 7. Aunque sin duda la intención de García Padilla fue amedrentar a su contrincante y parecer un macharrán de pelo en pecho, muchos opinaron que su táctica lo hizo lucir más bien como «un bravucón de escuela superior… ¡sobre todo con la carita de mamalón comelibros que tiene Fortuño!».
Otra frase célebre del debate, además de «¡Míralo!» de García Padilla, fue el «coquitazo» del ingeniero Rogelio Figueroa, candidato por el redundantemente nombrado Partido Puertorriqueños por Puerto Rico. «Yo no sé exactamente qué es un ‘coquitazo'», confesó uno de los televidentes del evento, «¡pero me güele a que se sentirá como una pela zarrapastrosa en las urnas!».
Un estudiante de la Universidad del Turabo que presenció el debate preguntó: «¿O sea que mis únicas opciones este año son: votar por el azul embustero que dijo que solo iba a botar a Aníbal Acevedo Vilá y terminó botando a medio mundo; votar por el rojo guanabí que está haciéndose el más machito a ver si la gente lo compra como líder; votar por el verde que si saca 5% del voto cantará victoria; o votar por alguno de los otros tres (cuyos nombres ya ni me acuerdo), quienes, aunque quizás están más alineados con mis ideales, no sacarán ni siquiera un trapo de escaño legislativo? Qué pena que el día de elecciones haya Ley Seca, ¡porque la cosa está como para darse una buena jumeta!».