Washington, D.C.La apenas estrenada jueza de la Corte Suprema estadounidense, Sonia Sotomayor, aparentemente ya ha «mareado» a sus colegas anglosajones con sus refranes de «latina sabia». Coloreando sus decisiones jurídicas con frases típicas del refranero puertorriqueño que demuestran nuestra sabiduría de pueblo, la nueva jueza ha dejado claro que cuando aseveró que «una mujer latina sabia, con la riqueza de sus experiencias, llegaría a una mejor conclusión más a menudo que un hombre blanco que no ha vivido esa vida», estaba hablando de manera literal.


Sonia Sotomayor derivó la mayoría de su sabiduría de los refranes boricuas

«¡Nos jodimos nosotros ahora con la ‘latina sabia’ esta!», exclamó desesperado John Roberts, Juez Presidente de la Corte Suprema. «Para todo tiene un refrán de pueblo con el cual elucidar algún argumento legal: ¡es como tener al lado a Judge Judy, diciendo frases pueblerinas como ‘no me mees la pata y vengas a decirme que es que está lloviendo’! ¡Cualquiera diría que todo el acervo legal que tenemos y los siglos de precendentes jurídicos no son suficientes para llegar a una conclusión justa!». El Juez Presidente se refiere por ejemplo a cuando, en su más reciente decisión, Sotomayor explicó que «camarón que duerme, se lo lleva la corriente, y aunque nunca es tarde si la dicha es buena, a buen entendedor, pocas palabras bastan». «¡Y eso fue en un caso sobre la pena de muerte! ¿De qué rayos estaba hablando ella?», se preguntó Roberts, musitando distraídamente: «A ver qué tan sabia será Sonia cuando le rompa este martillo en la cabeza…».


Judge Judy también utiliza frases coloridas en sus decisiones, aunque éstas no son tan sabias como las de Sotomayor porque no son puertorriqueñas

«No es solamente que use refranes de pueblo en sus decisiones», explicó Ruth Bader Ginsburg, la otra mujer en la Corte Suprema, «sino que a decir verdad, no entiendo ni la mitad de éstas. Por ejemplo, ella puso en una de sus decisiones que ‘en casa del herrero, cuchillo de palo’, y que ‘a palabras necias, oídos sordos’… ¿qué rayos quiere decir eso? ¡En esas frases tan siquiera hay un verbo! Y si tengo que volver a escuchar la historia de su abuela y de cómo su vida rural y sencilla le enseñó mucho más sobre la vida que haber ido a la escuela, me pego un tiro». La gota que colmó la copa para Ginsburg, sin embargo, fue cuando Sotomayor comenzó a decir: «Sí, porque como dicen allá en mi pueblo–«, y Ginsburg la interrumpió impacientemente para increparle: «¿¡De qué pueblo tú estás hablando!? ¡Si tú te criaste en el Bronx!». (Obviamente la jueza desconoce que el Bronx es el municipio número 79 de Puerto Rico).


Estos libros de leyes no contienen tanto conocimiento como el refranero puertorriqueño

Defendiendo su postura, Sotomayor explicó que sólo desea compartir su sabiduría de pueblo y las riquezas de sus experiencias con los demás miembros de la Corte Suprema, «para quitarle la peste a bruto a to’s esos blanquitos que, no habiendo vivido mi vida, no son tan sabios como yo. ¿De qué sirve conocer todos estos refranes perspicaces si no comparto su erudición con mis compañeros? ¡El que no coge consejos, no llega a viejo! Pero nada, no hay peor sordo que el que no quiere oír. Si no quieren aprender, allá ellos: cada loco con su tema. Yo me quedaré callada, porque en boca cerrada, no entran moscas». Sin embargo, Sotomayor lamentó que sus compañeros jueces estuvieran reacios a derivar conocimiento del centenario refranero boricua: «Ya tú sabes que más sabe el Diablo por viejo que por Diablo… ¡del mismo modo que yo sé más por latina que por jueza!».

Por El Rata